No sería aventurado decir que hacía mucho tiempo que una "Nit de blues" no agotaba las entradas (la última vez fue en 2006, con Charlie Musselwhite.) Casi no cabía un alfiler el sábado para ver y escuchar al cantante y guitarrista Popa Chubby (alias de Ted Horowitz), uno de los "bluesmen" estadounidenses más conocidos en Europa y sin duda un referente para los aficionados de nuestro país.
La casualidad quiso que la que fuera una de sus primeras influencias, el músico Chuck Berry, muriera aquella misma noche y que la noticia saltara a los titulares de todos los digitales en el mismo momento en el que se estaba desarrollando el concierto. Fue en el instante en el que se quedó solo en el escenario, interpretando el "Halellujah" de Leonard Cohen con la complicidad de todo su público… Cuando subieron de nuevo sus músicos encima del escenario todo se prestó a que sonara el "Johnny B. Goode", para que todo el mundo se enterara que nos había dejado uno de los creadores y uno de los más geniales intérpretes de rock’n’roll de todos los tiempos.
Esa fue una de las anécdotas de un concierto marcado por la intensidad, por la contundencia, por la prevalencia del blues-rock que practica un cantante y guitarrista carismático, que impone por su tamaño (su obesidad le obliga a tocar casi todo el tiempo sentado), por su "look" y por sus tatuajes.
Música urbana
A Popa Chubby se le considera como uno de los representantes más preeminentes del "New York City Blues", una música marcada por su carácter urbano, por su crudeza y autenticidad; de todo eso bebieron sus más de dos horas de concierto, durante los cuales el músico demostró su enorme destreza con la guitarra, una habilidad que mantuvo hipnotizados a muchos de los aficionados que se situaron en las primeras filas.
Una de las primeras piezas en las que destacó la indudable pericia del artistas con las seis cuerdas fue en su muy guitarrera versión de la mítica pieza "Hey Joe." A continuación -salvo las ya citadas excepciones- se decantó por interpretar un repertorio original que en su mayoría está recogido en su último disco, "The Catfish" (como la que da título al disco o "Wes is More", en homenaje al jazz blues y a Wes Montgomery) y en "Big, Bad and Beatiful" (un extenso álbum doble grabado en directo.)
Encima del escenario, el músico dirige la función escogiendo las tonalidades y velocidades con las que se interpretan cada una de sus canciones, con su base rítmica bien atenta. La sensación es que Popa Chubby pone a prueba constantemente a sus compañeros de escenario, que deben seguirle con presteza sino quieren sucumbir a la tempestuosa personalidad del artista. Y salen airosos de las múltiples pruebas que se les presentan.
Otra de las facetas reseñables del líder de la formación es su trabajo como cantante; en aquellas piezas de más fiereza y más influidas por el rock aflora su voz más ronca y grave; en cambio, en las piezas con mayor peso del blues su voz gana en profundidad y negritud.
A todo esto, Popa Chubby se mostró muy comunicativo con su público, explicando anécdotas, haciéndole reír y, en definitiva, metiéndoselo en el bolsillo.