La Masia Freixa acogió el martes por la tarde una nueva conferencia organizada por el Ayuntamiento de Terrassa con el fin de hablar y debatir entorno a la reforma horaria. Bajo el título "Cap a la reforma horària: comunitat educativa", Salvador Cardús, doctor en Ciencias Económicas y profesor de Sociología en la UAB, habló de la importancia y las consecuencias de los horarios en el mundo educativo.
El sociólogo terrasense, pero, empezó su ponencia explicando que "en la base de cualquier organización social hay una estructura temporal que determina sus características" y que a través de la organización horaria, de la hora en la que nos levantamos o el horario laboral se transmiten una serie de valores, como el respeto o la tolerancia.
Cardús aseguró que la iniciativa para la reforma horaria "no quiere imponer nada a la ciudadanía ni obligar a la gente a cenar a una determinada hora" sino que lo que la orienta son tres objetivos principales: mejorar las condiciones de vida, corregir las rigideces horarias de una sociedad cada vez más compleja y diversa, y maximizar el tiempo de libre disposición. En este sentido, el también periodista comentó que "aunque trabajamos más horas que los alemanes nuestra productividad es más baja", que la rigidez de los horarios actuales provoca más accidentalidad y absentismo laboral y que pensar que "desde que empezamos a trabajar hasta que nos jubilamos tenemos que hacer el mismo horario es un error porque nuestra organización cambia al largo de nuestra vida".
En la escuela
Cardús también señaló que "la cuestión de los horarios no es sectorial sino que tiene un carácter transversal". Aun así, intentó centrar su ponencia en el ámbito educativo.
Hablando ya de este sector, el sociólogo opinó que no hace falta forzar soluciones generalizadas para todos "porque no es lo mismo un centro de primaria que un instituto, o una escuela donde los alumnos vienen de todos los puntos de la ciudad que otra en la que los niños viven al lado". Aun así, Cardús explicó que en muchos casos "hemos mantenido la tradición horaria de la fábrica, con una pausa de dos horas para comer" cuando sería más razonable ganar parte de este tiempo para terminar antes la jornada.
El conferenciante también criticó la jornada intensiva que han implantado varios institutos y el horario de algunas actividades extraescolares, que provoca que "los niños cenen tarde y se vayan a dormir a horas intempestivas", lo que causa "problemas de sueño y una bajada en el rendimiento escolar".
Cardús también destacó que a raíz de las distintas sesiones de debate que la comunidad educativa ha mantenido sobre este tema se ha llegado a la conclusión de que hay "más o menos" un consenso para que la jornada termine a las 16 horas y se avance el horario de las actividades extraescolares pero muchos piden autonomía para cada centro y que la pausa del mediodía siga siendo de dos horas.