La cita con la gran Gala de Estrellas del Ballet Ruso prometía mucho y no defraudó. El espectáculo, liderado por Ivan Vasiliev, primera figura del Ballet del Teatro Mikhailovski de San Petersburgo y estrella invitada del Teatro de Bolshoi de Moscú, cumplió con creces con su cometido. Fue una noche de danza mágica, por todo lo alto, con un elenco de bailarines de un nivel extraordinario que ejectuaron con rigor elegancia y sin fisuras, los mejores pasos a dos del repertorio clásico y que tuvo un final apoteósico con la pareja formada por Ivan Vasiliev y Oxana Bondareva interpretando “Don Quijote”. Las ovaciones fueron unánimes. Público en pie y muchos de ellos ajustando la cámara del móvil para inmortalizar el instante de las diez estrellas saludando complacidos ante la marea de bravos. La actuación de Vasiliev era una de las más esperadas. El bailarín ruso, considerado uno de los más importantes del panorama internacional, hizo su aparición en la primera parte con “Amadeus” de Mozart, una obra de creación propia que estrenaba en Terrassa a nivel mundial y que además fue interpretada en directo por el pianista Albert Guinovart.
La composición, que ejecutó acompañado de Oxana Bondareva, nos llegó como un divertimento, como un juego. Los dos bailarines aparecen en el escenario como si fueran dos muñecos de la época de la Mozart, llega un director de orquesta y con su varita les da un toque suave sobre la cabeza, se quitan la peluca y empiezan a bailar. Los dos seres que han cobrado vida dan rienda suelta a su imaginación y danzan sin parar, mezclando diversos estilos. Es un baile amable, gracioso, trepidante con un punto final inesperado puesto que abandonan el escenario y bajan a la platea para desaparecer
“Amadeus” nos gustó porque desprendió en esencia el espíritu de un gran genio como Mozart. Los genios, sabedores de que lo son, tienen ese punto de locura, de excentrecidad, de sonrisa maliciosa que gusta a sus admiradores. “Amadeus” fue sólo el aperitivo porque lo mejor aún estaba aún por llegar. Y llegó. Vasiliev, de nuevo con Oxana Bondareva, se reservaron el final espectacular con la seductora “Don Quijote”.
La ejecución en pareja fue una maravilla y las variaciones, de ensueño. Vasiliev se confirmó como un bailarín carismático por su fuerza, potencia y expresividad. Bondareva, su pareja, reafirmó su glamour y sus grandes dotes; sus piruetas fueron una delicia. La pareja sobresalió pero las otras cuatro que actuaron nada tienen que envidiarles. Diana Kosireva y Alexandr Smolianinov, del Bolshoi, nos deleitaron con una gran actuación en el paso a dos de “Las Llamas de París”, inspirada en la Revolución Francesa”, y también en “La Bayadera”, dedicada a la figura de la bailarina hindú y exótica.
En otro mundo
Anna Scherbakova y Dmitri Kotermin, del Rusian State Ballet, desprendieron elegancia y conmoción con el paso a dos de “El lago de los cisnes” y demostraron mucha ductilidad en la intimista “Palitra Zhizni” de estilo contemporáneo. Y que decir de “La Sílfide”, esa criatura etérea y delicada que interpretó fantásticamente Maria Mishina junto a Andrei Bolotin. Ambos repetirían con “El Corsario”. Por su parte, Chinara Alizade y Vladimir Yaroshenko confirmaron su sensibilidad gracial con la romántica “La Bella durmiente” y la dramática “La tempestad”, esta última mucho más libre en movimentos.
Decía Vasiliev, en la entrevista previa, que Bach le cautiva y que su música es el Cosmos, el Universo. Nosotros, con estos bailarines, espléndidos, también tuvimos la sensación de viajar al más allá.
LA FICHA
Espectáculo de danza con Ivan Vasiliev, primer bailarín del Teatro Mikhailvoski de Sant Ptersburgo y solistas del Ballet Ruso. Día 11 de marzo. Centre Cultural Terrassa