Desde la primera vez que Jabier Muguruza visitó Terrassa, en 2003, algo ha habido de mutua fidelidad entre el artista y el público, como también le suele ocurrir en otras localidades catalanas al artista irundarra. Nadie podrá negar que Jabier Muguruza y Catalunya han tenido y siguen teniendo una relación cómoda, fluida, podría decirse que una historia de mutua estimación que nunca afloja.
Con todo, ésta ha sido la única vez de las tres en las que ha actuado en la Nova Jazz Cava en que podemos decir que el público falló; la entrada fue demasiado modesta, sin impedir que siguiera creándose la misma mágica atmósfera de siempre.
Ya van catorce discos pero las canciones de Jabier Muguruza siguen teniendo el mismo preciosismo, como delicadas piezas de orfebrería creadas con tiento artesanal. Disco tras disco, el ropaje de sus canciones va cambiando levemente, pero sin ninguna voluntad transgresora. Coherencia y compromiso con una manera de hacer y de ver la música son la marca de la casa.
Haya o no batería, se incorporen o no guitarras, las canciones del artista siguen teniendo la dulzura de las canciones de cuna, y una contención en lo que se dice, un cierto minimalismo, como una manera de expresar emociones diciendo muy poco. Algo de eso hay también en las bromas de Muguruza, cuando se refiere al mito, a la parquedad de los vascos a la hora de expresar emociones. Y a eso parece jugar, aunque en realidad sus canciones, si algo tienen sin lugar a dudas, es emoción y sentimiento.
Muguruza es fiel a letristas que, como Iñaki Irazu, convierten en algo mágico la creatividad; como botón de muestra "Azaroak baditu gauza onak" ("Noviembre tiene sus cosas buenas."). Esta vez también se suma, entre otros, a la narrativa de Lourdes Oñederra, escritora que le regala en su último disco la impactante "Egunkari puska bat."
Anécdota personal
Muguruza se lanza asimismo como letrista con composiciones como "Tonetti anaiak" ("Los hermanos Tonetti") para impactar de nuevo partiendo de la anécdota con una historia muy personal. O resulta entrañable en la muy "muguraziana" pieza "Ez da komeni exajeratzea" ("No conviene exagerar"), casi una declaración de intenciones de un artista fiel a sus convicciones.
En su concierto escuchamos estas canciones con una instrumentación reducida con respecto al disco, con la única compañía del piano, y ocasionalmente, del acordeón. Txus Aranburu superó con nota el reto de aprenderse el repertorio en media semana, desde que se supo que el pianista titular de la formación, Mikel Azpiroz, no podía viajar a Terrassa.
Además de las piezas más recientes Muguruza volvió a reivindicar temas ya clásicos como "Benino Edo Benito", "Mazisi Okeita Denbelek" o "Maite Zaitut Ez", así como una preciosa pieza instrumental que el músico escribió para la versión teatral de "Seda.".
JABIER MUGURUZA
Jabier Muguruza (voz y acordeón) y Txus Aranburu (piano). Domingo, 26 de febrero. Nova Jazz Cava.