Esta noche la Filmoteca recupera "La reina de Nueva York", una comedia irónica sobre el mundo de la prensa que fue uno de los éxitos de Carole Lombard, actriz de cuya muerte (en plena juventud) se cumplieron 75 años el mes pasado.
Un reportero caído en desgracia quiere redimirse entrevistando en exclusiva a una mujer a la que han diagnosticado un envenenamiento radioactivo que la matará en pocos días. El diagnóstico resulta ser erróneo pero la chica no está dispuesta a dejar pasar la oportunidad de hacerse famosa y viajar a Nueva York.
La película destaca por sus ágiles diálogos, su desenfadado sentido del humor, ligeramente crítico, la química entre sus protagonistas, la dinámica dirección de Wellman y las vistas de Nueva York en technicolor. Fue una de las primeras comedias que se rodaron en color.
Parte de un guion de Ben Hecht, que trabajó como periodista antes de convertirse en uno de los mejores guionistas de Hollywood, ganador de dos Oscar y colaborador de Alfred Hitchcock, John Ford, Howard Hawks, William Wyler, Otto Preminger y Ernst Lubitsch, entre otros.
En esta ocasión Hecht adaptó libremente un relato de otro periodista, James H. Street, publicado en la revista Cosmopolitan y, por lo visto, inspirado en una anécdota real. Sin embargo, Hecht abandonó el rodaje tras discutir con el productor David O. Selznick porque éste último se negó a contratar a John Barrymore. Hecht había escrito un papel expresamente para Barrymore pero, como el actor era alcohólico, el productor le vetó.
Entre las anécdotas famosas del film está la de que Carole Lombard tomó clases de boxeo con un campeón de dicho deporte para preparar la escena de su pelea con Fredric March.