El actor de Terrassa, Eduard Biosca, estrenó en la sala Maria Plans su nuevo espectáculo titulado "Gran Guru Bohigues", que desde hace unos meses se representa los viernes en Barcelona, en el Teatre dels Cinemes de Girona. Biosca se enfundó en el Senyor Bohigues, el personaje de predicador que le acompaña desde hace tiempo y que ya es todo un clásico en el programa Versió RAC1 que presenta el periodista Toni Clapés.
En su nueva entrega, Biosca no deja al Senyor Bohigues sólo que lo reviste de guru espiritual, dispuesto a ofrecer su ayuda a propios y extraños que atraviesan un momento emocional delicado. Y para ello da una serie de consejos, de recomendaciones, para retomar las ganas de vivir, el optimismo, la vitalidad. El guru Bohigues no es cualquiera, tiene reputación, si tenemos en cuenta que hasta Dios le solicita que le asesore sobre sus pensamientos y quehaceres.
El director espiritual, dicharachero, habla de todo, de lo divino y humano. Defiende que él siempre lleva la razón y que es la realidad la que se equivoca, hace malabares con las palabras que tienen un doble sentido o más como lengua, se burla de las pulseras que dicen que proporcionan bienestar anímico y saludable, cuestiona que haya tantos millones de personas en el planeta, ironiza sobre la conquista de la Luna (asegura que los que se fueron siguen allí y los que regresaron eran unos dobles), se muestra incrédulo con las teorías de los científicos Einstein y Newton…
De vuelta de todo
Porque él alardea de estar de vuelta de todo, de plantar cara a quienes considera que le quieren tomar el pelo. Él, por ejemplo, es uno de los que ha dejado de pagar la factura de la luz, en la ficción claro está, y que la toma prestada tras conectar el cable a la red del bloque. "Hay que llevarse bien con los vecinos", aconseja el maestro, quien añade que "hay que ser amable y simpático para no ser sospechoso de malas prácticas".
El mentor es consciente también de que el contacto presencial con el público es muy importante para captar devotos. Es por ello que, a ratos, abandona el escenario, el púlpito, y baja a la platea para saludar al respetable y buscar su implicación. Así lo hizo. Invitó a corear alguna que otra frase lapidaria y también donó algún que otro obsequio que le caracteriza como el palillo que le gusta llevar en la boca.
Biosca empezó un poco contenido pero después se soltó y se apreció cómodo en el escenario. El público que llenaba la sala le felicitó por su actuación y por la oportunidad de verlo en directo en Terrassa tras serle fiel en la radio. Al término, el actor salió a despedir a los asistentes, uno por uno, regaló un peine (objeto que, como el palillo, lleva siempre consigo) y se ofreció a compartir foto con espectadores. El guru es hombre del siglo XXI. Sabe que una imagen vale más que mil palabras y que las redes sociales son poderosas para promocionarle a él y a su método, que dice que nunca falla.
