Faltaban dos semanas escasas para la recolección de los cogollos y las plantas estaban demasiado secas. Las plantas de maría, los "tomates", como los llamaban en clave algunos acusados en las conversaciones telefónicas captadas por la policía en plena investigación. Otras veces las denominaban, con más cariño, "las niñas". Y otros acusados se referían por teléfono a las dosis de cocaína como "cervezas"; un cliente pidió cuarenta. Estos son algunos de los fragmentos de las comunicaciones telefónicas entre los presuntos miembros de una trama de narcotraficantes que constan en la causa de un caso que será juzgado, en principio, a partir del próximo lunes en la Audiencia Provincial de Barcelona.
Las pesquisas policiales nacieron de otros "pinchazos" telefónicos, los efectuados en el verano del 2012 a un terrassense investigado por el mismo delito pero en otro proceso. Ese individuo fue detenido el 5 de septiembre en Terrassa por la presunta venta de 1.214 gramos de MDMA (éxtasis) y 550 gramos de marihuana; los agentes le incautaron 3.490 euros.
La Policía Nacional había tirado del hilo, obteniendo en las escuchas de las conversaciones de ese acusado las identidades de otros presuntos traficantes con los que colaboraba, y esos hallazgos progresivos condujeron a los investigadores a dos grupos de sospechosos: uno formado por dominicanos y otro por españoles.
De los dominicanos, son cuatro, uno de ellos una mujer, los que figuran en el escrito de acusación. Dice el Ministerio Fiscal que uno de los procesados "concertaba frecuentes transacciones de cocaína telefónicamente" y poseía en el domicilio de su pareja, en Ripollet, 44,13 gramos de cocaína pura que hubieran dado para fabricar 882 dosis mínimas de 0,05 gramos. En su vivienda, en Barberà, la policía encontró 350 euros.
Otro encausado vivía en Terrassa, en La Cogullada, donde controlaba un "laboratorio"; en su vivienda adulteraba la droga y la vendía, según el fiscal. En el piso encontró la policía dos envoltorios con 0,065 y 0,285 gramos de coca, y 0,91 gramos de hachís, así como cinco envases con casi 500 gramos de cafeína y fenacetina, sustancias usadas para el corte (la mezcla, la adulteración) de la cocaína, y dos balanzas de precisión. Entre el 20 de septiembre y el 24 de octubre del 2012, los agentes grabaron contactos telefónicos de ese individuo concertando operaciones "en una jerga que trataba de ocultar las menciones a droga o a dinero".
Hubo decomisos de cocaína en dos domicilios más, ambos en la ciudad de Barcelona. En uno de ellos vivía una mujer que había convertido la vivienda en "almacén de la droga", según el fiscal. Los funcionarios de policía que lo registraron intervinieron 706 gramos de cocaína pura, "equivalente a 14.130 dosis con un mínimo contenido psicoactivo", 1.400 euros y una pistola modificada, una Blow, "apta para disparo real", dice el Ministerio Público.
El segundo grupo
El golpe policial alcanzó también al segundo grupo que los investigadores tenían en el punto de mira a raíz de las intervenciones telefónicas. Uno de los imputados coordinaba la trama. Tenía en un piso, radicado en Badia, 2,15 gramos de marihuana en cogollos, tres balanzas de precisión y una máquina de envasar. Y en otra vivienda, situada en Rubí y alquilada por el mismo encausado, la policía encontró 411 plantas de maría y 67 gramos de cocaína pura (1.340 dosis), según la Fiscalía. Y en una casa de Les Martines, también en Rubí, también arrendada por el mismo sujeto, la policía halló 324 plantas de cannabis. Había más hierba, dice el fiscal: 782 plantas de marihuana en una casa de Castellar del Vallès.
El DNI
Otro hombre ha sido acusado de cuidar el cultivo, el primero, el ubicado en el casco urbano de Rubí, en colaboración con el arrendatario, y de participar en el cuidado de la plantación de Les Martines, donde los policías localizaron el DNI de ese segundo acusado y una nota "con datos de riego y control del cultivo de las plantas de marihuana", asegura el fiscal. Otros dos individuos "colaboraban con asiduidad" en el control de los cultivos, añade la acusación.
Hay que recortar algunas plantas, ya demasiado altas, se oye en una conversación entre dos de los procesados, según la Fiscalía. En otro diálogo "pinchado" se habla de la extrema sequedad de las matas y los acusados se recriminan la falta de cuidado de la hierba. Peligraba la cosecha. Las conversaciones incluían consejos sobre la temperatura ambiente ideal de una plantación, pormenores de un pedido o lamentos por la presencia de un insecto que amenazaba con malograr parte de la hierba.
En total, son ocho los procesados, cuatro dominicanos y otros tantos españoles. El Ministerio Público pide para cinco de los procesados cinco años de prisión porque traficaron presuntamente con droga dura, con cocaína, sustancia "que causa grave daño a la salud". Y para dos, dos años de prisión por dedicarse al cultivo de marihuana, sustancia "que no causa grave daño a la salud". Para el último, por reincidente, tres años. Otro capítulo punitivo lo conforman las multas; el fiscal pide para un procesado una sanción de 200.000 euros.