El estupor recorre a decenas de vecinos de Vacarisses, término donde reside Ismael Rodríguez, el presunto homicida de dos agentes rurales, y de Can Palet, barrio donde el padre del cazador detenido regentaba un bar hasta hace poco, según publica El Español. Ismael Rodríguez pasará hoy a disposición judicial. Está acusado de matar a disparos de escopeta a dos miembros del Cos d’Agents Rurals que le pidieron la licencia. Dice que fue "un acto reflejo".
El hoble homicidio fue perpetrado el sábado en Aspa (Segrià), a donde el joven de Vacarisses se había desplazado con un grupo de amigos para cazar. Iban a tumbar tordos y zorzales. La cinegética es una de sus grandes aficiones, como las motos. El grupo se diseminó. Esa mañana, a las 11.30, en un campo de olivos cercano a la carretera LV-7021, Ismael se cruzó con dos agentes rurales que le pidieron la documentación del arma que portaba. El cazador asegura, según su letrada, que no sabe qué pasó, que disparó por un acto reflejo, mecánico, pero las autoridades hablan de acto criminal. Jordi Jané, conseller de Interior, afirmó que el sospechoso disparó "intencionadamente", reaccionando "de manera violenta y homicida" a la solicitud de los agentes.
Al parecer, según el conseller, el detenido tenía permiso para usar rifle, pero no para la escopeta semiautomática de cartuchos con la que descerrajó los tiros homicidas. Tenía un permiso tipo D, pero para la escopeta Benelli del calibre 12 que usaba necesitaba otra licencia. El arma, además, estaba a nombre de otra persona aunque había pertenecido a Ismael Rodríguez.
Las diligencias, sobre todo las autopsias a los dos cuerpos, determinarán la distancia a la que se cometieron los disparos (parece que a muy poca, a un metro a lo sumo) y la cantidad de proyectiles que salieron del cañón. Según la agencia EFE, a la abogada del acusado, Montserrat Torres, le constaban tres disparos, los que podía efectuar la escopeta de manera ininterrumpida por la colocación de un aparato limitador. Radio Lleida, en información recogida por EFE, indicó que se habían disparado cuatro cartuchos. Los proyectiles impactaron en las cabezas de las víctimas.
La secuencia
Se presume que en la declaración de hoy en Lleida (el sumario lo tramita, de momento, el juzgado de instrucción número 4) el inculpado, autor confeso de los homicidios, redundará en su versión del "acto reflejo", del gesto instintivo, de la secuencia confusa. La abogada de oficio insistió en que, a tenor de lo indicado por su defendido, no hubo discusión previa entre las víctimas y el acusado sobre la licencia.
Ellos le dieron los buenos días y a seguido le pidieron que descargara el arma. Lo que aconteció de inmediato no lo recordaba el sospechoso. "Él no se explica por qué lo hizo", recalcó la letrada. El cazador, tras los disparos, entró en shock. Sólo quería correr y correr. Sus compañeros, que, al parecer, no vieron la sucesión de hechos, le instaron a telefonear al sistema 112 cuando se reunió con ellos y acertó a explicarles lo que había pasado. "Él hizo la llamada, aunque no la pudo acabar porque estaba muy afectado por lo que acababa de hacer. Él es consciente de que ha matado a dos personas pero no sabe por qué lo hizo. Explica que preferiría que le hubieran retirado la licencia o le hubiesen multado que ir a la cárcel y arruinar a dos familias", destacó la abogada Montserrat Torres.
He disparado a dos personas, dijo en su breve y titubeante comunicación. Llegaron decenas de policías. Ismael Rodríguez no opuso resistencia cuando lo detuvieron.
Los policías intervinieron la escopeta e inspeccionaron el olivar. Taparon los cuerpos sin vida de David Iglesias, de 39 años, padre una niña de 7 años y vecino de Alcoletge, y Xavi Ribes, de 43 y con un hijo de 10 años y vecino de Soses, hasta que la comisión judicial autorizó el levantamiento de los cadáveres. Eran las cuatro de la tarde. La investigación ha recaído en el Àrea d’Investigació Criminal de la Regió Policial de Ponent.
Ismael no es un tipo conflictivo, según allegados suyos que han hablado con el diario El Español. El detenido, que se emancipó de sus padres hace poco tiempo, trabaja en el sector metalúrgico y reside en una casa radicada en la urbanización de El Palà, una de las más alejadas del núcleo urbano de Vacarisses. El mismo sábado de la tragedia, el Ayuntamiento de esta población se unió al duelo general por el doble crimen. Calificó los hechos de "lamentables", expresó sus condolencias a las familias de las víctimas, reconoció "la importante tarea de de servicio público del Cos d’Agents Rurals" y convocó un minuto de silencio que tuvo lugar ayer frente al edificio consistorial.