Pasó el viernes por la noche. Un tipo armado con una pistola perseguía a un repartidor de comida por la Plaça Vella y los transeúntes, atravesados por el espanto, echaron a correr también, pero para refugiarse. “Pum, pum”, gritó el perseguidor. No se grababa ninguna película. Fue todo real. La policía detuvo a dos individuos y se incautó de un arma de fogueo.
Eran las 11.30 de la noche. Según testigos presenciales, dos hombres, de edad madura, de entre 40 y 50 años, llegaron a la Plaça Vella. La estampa ya semejaba singular antes de que ocurriese lo más grave, pues uno de los sujetos arrastraba una silla. Los dos aparentaban ebriedad. Allí, al lado de su moto, estaba un repartidor de comida a domicilio, al que se acercó el estrambótico dúo. Le pidieron un cigarro, según explicaron testimonios.
El repartidor, al parecer, respondió que no llevaba tabaco y los dos individuos, con gestos bravucones, reaccionaron con violencia. Uno agarró la silla, la levantó y arreó un sillazo a la moto del repartidor. ¿Qué haces?, preguntó la víctima.
El autor del golpe se engalló aún más y se llevó la mano a la espalda, con ademán amenazador. Muchos lo hacen, simulando portar un arma, pero él no fingía; sí, llevaba un arma corta.
Y la sacó. “Apuntó a la cabeza del chico”, contó ayer un testigo.
El miedo no paralizó al repartidor acosado, que, sin perder de vista a los tipos aquellos, se fue como pudo de allí, mientras el portador de la pistola proseguía con su intimidación y varias personas corrían, alarmadas. El individuo apuntó con la pistola y, esta vez sí, fingió que disparaba, acompañando lo gestual con la onomatopeya, gritando “pum, pum” antes de soltar una retumbante carcajada.
Su acompañante, viendo el cariz de los sucesos, se había marchado en dirección a la calle Cremat. Y el portador del arma también quiso marcharse. Llegaban policías, pues varios testigos habían dado la voz de alerta a los servicios de emergencias. “Parece un atraco”, expuso un comunicante.
Extenso historial
Agentes de los Mossos d’Esquadra y de la Policía Municipal se presentaron en la Plaça Vella. Preguntaron a los presentes, corrieron hacia las esquinas de la plaza. El repartidor, al ver la presencia policial, volvió poco a poco al sitio donde acababa de vivir la tensa experiencia. Los agentes encontraron a dos sospechosos en las inmediaciones.
La Policía Municipal los detuvo como presuntos autores de un delito de amenazas. Uno de ellos tiene un extenso historial delictivo. Unos mossos hallaron la pistola a unos pocos metros. Era detonadora, de fogueo.