Aunque el resfriado desaparecerá pasados unos días, podemos seguir una serie de consejos que nos harán más llevadera la convalecencia por la enfermedad.
1. Hacer el mayor reposo posible. Durmiendo al menos siete horas diarias, sobre todo si hay fiebre. De esta forma, permitiremos a nuestro organismo recuperar fuerzas.
2. Mantener el ambiente cálido y sin excesiva humedad. Para evitar que se agraven los síntomas, puesto que los virus responsables del catarro prefieren el frío.
3. Lavarse las manos con frecuencia. Debemos hacerlo habitualmente con agua y jabón durante al menos quince segundos, y prestando una especial atención a la zona que queda entre los dedos y debajo de las uñas.
4. Alimentarse de un modo adecuado. Se recomienda seguir una dieta abundante en frutas y verduras, ya que son fuentes de vitaminas y minerales que estimulan al cuerpo a desarrollar sus propias defensas.
5. Beber gran cantidad de líquidos. Ayudan a eliminar la mucosidad, previenen la deshidratación y alivian el dolor de garganta. Podemos recurrir a zumos, agua o sopas que no estén muy calientes.
6. Dejar de fumar y evitar los ambientes con humo. El motivo es que estos espacios "cargados" pueden irritar todavía más tanto la garganta como nuestras mucosas.
7. Hacer aspiraciones de agua con sal o vahos de eucalipto. Tienen una acción expectorante y nos ayudarán a eliminar las flemas.
8. Hacer gárgaras de agua caliente con miel y limón. Su acción emulgente alivia el dolor de garganta. A pesar de la creencia popular, es preferible emplear agua a leche con miel, ya que los lácteos pueden aumentar la mucosidad.
9. Consultar al farmacéutico y evitar la automedicación. Existen fármacos que pueden atenuar los síntomas de nuestro resfriado, pero siempre debemos consultar al farmacéutico sobre cómo utilizarlos. No conviene automedicarse.
10. ¡Cuidado con los antibióticos! No hay que tomarlos por nuestra cuenta, debido a que no son efectivos contra el catarro, porque éste se encuentra causado por virus y no por bacterias. Y el hecho de usarlos de una forma incorrecta o frecuente puede hacer que nuestro organismo se haga resistente a ellos.