Fue un éxito moderado de público, una celebración por todo lo alto, familiar y cívica, sin incidentes. La primera fiesta del Fin de Año en el Raval ha sido tan positiva que el alcalde, Jordi Ballart, ya ha anunciado que repetirá el próximo 31 de diciembre.
Ballart valoraba ayer la respuesta de la ciudadanía a la convocatoria, que vivió en primera persona y que ha calificado de "fantástica". El alcalde ha destacado especialmente el hecho de que "muchas familias pudieron disfrutar de una fiesta abierta a todo el mundo, con una propuesta alternativa y destinada a todo tipo de público". La experiencia salió bien y el balance ha animado al gobierno municipal "a dar continuidad a esta propuesta el próximo año, mejorándola y potenciándola, tomando nota de todas las sugerencias y aportaciones que los terrassenses presentes en la fiesta nos han hecho llegar".
La mayoría a través de las redes sociales, donde sobre todo han llovido felicitaciones por la iniciativa y alguna sugerencia como mejorar la visibilidad de la pantalla, prolongar algo más la fiesta o instalar puestos de bebidas y aseos.
Humor, campanadas y música
Organizada por la concejalía de Cultura, la verbena de Fin de Año en el Raval reunió en su primera edición a unas dos mil personas dispuestas a recibir 2017 en pleno centro de la ciudad, al ritmo de la música y con mucho humor.
De provocar la risa se encargaron los actores Mónica Pérez y Jordi Rios, populares por sus trabajos televisivos en Polònia, Crakòvia y Homo Zapping. La pareja fue la encargada de conducir la velada desde las 23,30 horas hasta las campanadas y, entrado el Año Nuevo, dar paso a la música, que corrió a cargo del DJ Javi Trabubu.
Los accesos al Raval se abrieron sobre las 11 de la noche, pero no fue hasta media hora antes de las campanadas que empezó a verse ambiente frente a la fachada del Ayuntamiento, donde la primera fiesta de fin de Año en la calle y gratuita movilizó a familias con niños y personas mayores. Pocos jóvenes. Seducirlos será el reto de cara al próximo diciembre.
Policía Municipal, seguridad privada y voluntarios supervisaron los accesos a la fiesta, a la que no estaba permitido llevar botellas ni vasos de cristal. De hecho, la mayoría de los asistentes respetaron las normas y acudieron con recipientes de plástico y las preceptivas 12 uvas.
Tras las campanadas, la fiesta estalló y el Raval se convirtió en una celebración a ritmo verbenero, a la que se fueron sumando los ciudadanos y también los políticos. Junto al alcalde jordi Ballart, celebraron la llegada del Año nuevo en el Raval los concejales Jordi Flores y Marc Armengol.
La primera madrugada del 2017 transcurrió con pocos incidentes en la vía pública. El conductor de un vehículo fue imputado por un delito contra la seguridad vial tras un accidente a pocos metros del Camp Olímpic. A las 4.50 de la madrugada la Policía Municipal fue informada de la colisión entre dos coches que circulaban en paralelo por la calle de los Jocs Olímpics. Uno de los conductores resultó herido, de pronóstico leve. El otro dio positivo en las pruebas de alcoholemia con resultados de 0,84 y 0,78 miligramos, por lo que la policía le abrió diligencias penales. Poco después, a las 7.45 de la mañana, ocurrió otro accidente, éste en Sant Pere Nord: dos coches colisionaron en la intersección de la calle del Historiador Cardús con la de Frederic Mistral; uno de ellos no respetó un ceda el paso. El otro automóvil se desplazó a resultas de ese primer impacto y golpeó dos coches estacionados.
El conductor responsable del choque arrojó resultados positivos, con tasas de 0,66 y 0,61, en los tests de alcoholemia que se vio obligado a realizar a instancias de la policía. Una grúa municipal retiró los automóviles de la vía y un equipo de operarios limpió la calzada de los restos del accidente.