Hizo este recorrido, armado con cuchillos: empezó en un establecimiento de arreglo de ropa en la calle de Volta, subió hasta la de la Unió y volvió a bajar por la de Iscle Soler. Tres comercios asaltados, a cara descubierta, en un radio de unos trescientos metros, en media hora a lo sumo. A una de las víctimas, la primera, la dejó encerrada en el local. En otra tienda había una niña de 11 años junto a una dependienta. No le importó mucho esa presencia infantil al delincuente que el miércoles al mediodía cometió esa razia inusual de robos con intimidación.
A eso de las 12.45, una comerciante de la calle de Volta, cerca del cruce con la de Arquimedes, oyó algunos golpes en el edificio, pero pensó que procedían de las obras de un vecino enfrascado en un proceso de reformas. El hijo de la comerciante salió a la calle para arrojar unos residuos a un contenedor y ya estaba allí la policía; al lado, en el local contiguo, donde el taller de arreglos de ropa y piel. "Ha pasado algo", dijo a su madre. Había ambulancias y unidades policiales.
Y llegaron también los bomberos. Sí, había pasado algo: un atracador había irrumpido en el establecimiento y había escapado cerrando con llave a la víctima en el interior del local. Al parecer, cerró la puerta de vidrio y luego bajó la persiana. Los golpes oídos por la vecina seguramente se debían a los intentos desesperados de la víctima por llamar la atención.
El malhechor había colocado un cuchillo a la mujer cerca del cuello para llevarse la recaudación. Y se dio a la fuga, pero abandonó el arma blanca en el local. Los bomberos tuvieron que rescatar a la víctima y los sanitarios, atenderla de una crisis de ansiedad. "Temblaba, estaba muy nerviosa", recuerdan los testigos que la vieron justo después del sobresalto.
El segundo
Las sirenas se activaron otra vez. Varios policías salieron pitando desde la calle de Volta, en dirección a la Rambla d’Ègara, justo en mitad de la intervención en el taller de arreglos. Quienes estaban enterados del primer asalto pero no eran policías pensaron que quizás alguien había observado a un sospechoso por las inmediaciones y que los agentes corrían para identificarlo. Pero no: en realidad, se dirigían a otro comercio próximo, alertados de un hecho similar.
Otro atraco, esta vez en un establecimiento de ropa y complementos ubicado en la calle de la Unió, en el Centre, junto al Raval de Montserrat. El asaltante había sacado un cuchillo; la policía cree que llevaba dos: el que se dejó en el primer sitio y el que usó en los dos siguientes. "Dame todo el dinero", espetó a la dependienta, que estaba acompañada de una niña de 11 años. "No grites", dijo, mirando a la cría. "No llames a nadie o te buscaré" soltó a la mujer. No consiguió dinero, porque no lo había, y se llevó el teléfono móvil de la víctima. Abundó en sus amenazas mientras se marchaba.
Y giró hacia la derecha y anduvo unos pasos para dar el tercer golpe, a eso de la 1.10 del mediodía. Entró en una tienda de ropa masculina en la calle de Iscle Soler. Esgrimió el cuchillo, profirió amenazas y sustrajo dinero, y esparció de nuevo el miedo y la impotencia. Los Mossos d’Esquadra buscan al malhechor, uno hombre de unos 40 años que vestía una suerte de parca verde, según testigos.