Terrassa

Nature sitúa a un terrassense entre los diez científicos más importantes del año

El astrofísico Guillem Anglada-Escudé, nacido en Terrassa y residente en Ullastrell durante su infancia y juventud, ha sido reconocido como uno de los científicos más destacados de 2016, según la revista británica Nature.

Profesor en la Universidad Queen Mary de Londres, Anglada-Escudé (Terrassa, 1979) forma parte del prestigioso listado de “los diez de Nature”, que reconoce anualmente a quienes han hecho los descubrimientos científicos más importantes.

En este caso, se valora del astrofísico su descubrimiento de un planeta parecido a la Tierra que orbita cada once días a su estrella Próxima Centauri y tiene una temperatura que permitiría la existencia de agua líquida en su superficie.

Los resultados del estudio de este planeta, bautizado como Próxima b, se publicaron en la portada de Nature, en un artículo en el que Anglada-Escudé compartió autoría con Pedro J. Amado, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA).

La argentina Gabriela González es la otra científica de habla hispana incluida en el listado de este año por su descubrimiento de las ondas gravitacionales.

Un hallazgo que, según afirmó a Efe en una entrevista el pasado febrero, “saldrá en los libros” como la respuesta, cien años después, al último interrogante de la Teoría de la Relatividad de Einstein.

El cocreador de la firma de inteligencia artificial DeepMind, Demis Hassabis, cuyo programa AlphaGo consiguió vencer al campeón mundial del juego de mesa “go”, conocido como el “ajedrez oriental”, es otra de las personalidades más destacadas del año, según Nature.

La brasileña Celina Turchi se ganó también un puesto en el ránking por descubrir la relación entre la microcefalia y el virus del Zika.

El nacimiento del primer bebé del mundo engendrado mediante una técnica de reproducción asistida que emplea ADN de tres padres diferentes se ha hecho realidad este año y Nature ha incluido en su lista al especialista en fertilidad John Zhang, uno los responsables de este hecho.

El científico Kevin Esvelt obtuvo el reconocimiento de la revista por su descubrimiento de los posibles efectos negativos de una controvertida técnica, que él mismo ayudo a crear, que emplea la edición genética CRISPR para fomentar o suprimir la expresión de ciertos genes en poblaciones de una especie para perpetuar un rasgo entre los individuos.

El profesor que hizo sonar la alarma de la destrucción de la Gran Barrera de Arrecifes que se extiende a lo largo de 2.300 kilómetros de la costa nororiental australiana, Terry Hughes, también se ganó un puesto.

Guus Velders sentó las bases este año del acuerdo internacional alcanzado por prácticamente todos los países para dejar de producir y utilizar los hidrofluorocarbonos (HFC), unos potentes gases de efecto invernadero muy utilizados en el sector de la refrigeración, logro que tampoco ha pasado desapercibido para Nature.

Como tampoco lo ha hecho la lucha de la física Elena Long para sensibilizar sobre las dificultades y discriminaciones a las que tienen que enfrentarse los físicos gays, lesbianas, bisexuales, transgénero o de cualquier otra minoría sexual.

La neurocientífica Alexandra Elbakyan cierra la lista por desafiar a las publicaciones científicas convencionales con su web Sci-Hub, que permite acceder de manera gratuita a más de 60 millones de artículos científicos recientes.

Según el redactor de Nature Richard Monastersky, los científicos que aparecen este año en la lista componen “un grupo muy diverso, pero todos ellos han jugado un importante papel en los acontecimientos científicos del año”.

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