El Ayuntamiento de Terrassa fue pionero en la creación de una concejalía de la Mujer a partir de la cual se abordan temas diversos, entre los cuales la violencia machista. Vanessa Gaibar, técnico del servicio municipal, reflexiona en esta entrevista, a partir de su experiencia, sobre este fenómeno en el colectivo joven.
¿Tiene la percepción de que la violencia machista crece en adolescentes y jóvenes?
Nuestros datos indican que no pero son algo sesgados porque nosotros sólo podemos acoger a personas, mujeres, mayores de 18 años. Si recurrimos al balance, este año, de enero a octubre, atendimos unas 30 mujeres y el año pasado fueron 48 en total. Pero si que es verdad que las estadísticas generales indican que aumenta este tipo de fenómeno. Nosotros pensamos que este crecimiento no es tanto porque haya más casos sino porque hay más concienciación sobre este tema y se visualizan más porque las mujeres recurren más a contarlo a los especialistas.
¿Qué tipo de violencia se da en las relaciones de parejas jóvenes?
Puede haber casos de violencia extrema pero, normalmente, lo que detectamos es que en los primeros estadios de esta relación se dan micromasclismos; es decir conductas machistas que con el tiempo podrían ser más acusadas y violentas. El problema está en que, muchas veces, este tipo de conductas no se aceptan como violencia. Lo que quiere decir que no hay percepción que se está viviendo una situación de violencia.
¿Hay una radiografía de la mujer joven que atienden en el servicio?
El servicio municipal sólo puede atender mujeres mayores de 18 años. Es lo que dice la ley. Sí que, por ejemplo, con las chicas más jóvenes hacemos servicios de prevención que consisten fundamentalmente en charlas y talleres en centros de secundaria. Nos solemos enfrentar a temas de control abusivo, aislamiento y agresión verbal. Estas tres formas son las que denuncian las jóvenes.
¿Las nuevas tecnologías y las redes sociales han representado un instrumento para aumentar las actitudes machistas?
Las tecnologías acentúan este tipo de violencia de control y vigilancia, y lo hacen especialmente en la gente joven que son usuarios mayoritarios. Tu tienes un control absoluto de lo que hace la otra persona. A través de la tecnología, WhatsApp, facebook, instagram u otras redes sociales, tu puedes seguir a esta persona, saber si está conectada, con quien se relaciona, cómo se viste… Y lo que nos encontramos en algún caso es que hay alguna chica que después ha recibido algún castigo público. Si ha hecho alguna cosa que no le ha gustado a la pareja, hay chicas que han sido humilladas públicamente. Todo esto, antes, era muy difícil porque había que esperar a tener un contacto presencial.
¿Todo ello es un toque de alerta para reforzar las campañas de prevención en gente joven?
Se ha avanzado mucho, sobre todo en materia legislativa y hay mucha concienciación social y la opinión pública es muy crítica con este asunto. Tiempo atrás, el tema de la violencia de género no salía en las noticias. Pero también es verdad que la raíz de la sociedad en la que vivimos en gran parte continua divulgado un modelo con roles muy marcados entre hombre y mujer.
Publicidad, series…
Efectivamente, en publicidad, en series de ficción, en vídeoclips, medios de comunicación… Sí que es verdad que la sociedad avanza, se publican estadísticas en las que el hombre se implica más en las tareas familiares y del hogar… Pero cuando hablas con chicos y chicas, la realidad es otra. Yo voy a los institutos y me doy cuenta de que, dentro de la pareja, el chico es el fuerte, que no puede llorar, que se le acepta que tenga más de una novia, que tome la inciativa.. Y , sobre todo, pervive la idea de la pareja romántica, que desprenden series como, por ejemplo, "Crespúscupulo"; el hecho de que tienes que sufrir para una relación de pareja , el mito de la media naranja… Hay mucho trabajo por hacer. Sólo hay que fijarse en la campaña de jueguetes y regalos de Navidad como se marcan los esteriotipos masculino y femenino… Las instituciones se han puesto mucho las pilas pero el mensaje de fuera no ayuda. También se han reducido los recursos.
¿En qué medida influye la familia?
Los medios de comunicación, la escuela, la familia y los amigos son las instituciones básicas a partir de las cuales se transmiten los roles. La familia juega un papel importantísimo, esencial, pero en la adolescencia recibes muchos "inputs" desde fuera. Es decir, a esa edad uno/una quiere ser como su cantante favorito, como la protagonista de la serie… Nos hacemos una idea del amor a partir de lo que vemos en la televisión, en los libros… Ahora, afortunadamente, también podemos ver otros modelos pero no es la referencia más directa.
¿Los talleres con chavales en centros educativos ayudan?
Nosotros tenemos tres áreas de actuación. Una es la sensiblización en centros educativos, no solo en escuelas sino también en otros espacios, como los distritos, donde se reúnen los jóvenes. Y, en este sentido, trabajamos conjuntamente con el servicio de Juventud. Con estos talleres no hay suficiente para cambiar la sociedad. Necesitamos que las escuelas se impliquen, ya lo hacen, y también otros colectivos que intervienen, desde el médico hasta el policial. Yo creo que Terrassa está muy cohesionada en este sentido. Los talleres son un grano de arena p ero hay que hacer más cosas.
¿Cómo qué?
Pues habría que realizar estudios porque a partir de ellos se pueden detectar situaciones reales y dirigir los esfuerzos. La violencia en gente joven tiene sus especificidades. No se puede medir del mismo modo que con la gente adulta. Nosotros hemos emprendido algunos microestudios en alumnos de primero de bachillerato pero habría que profundizar más. Y, como ya se publicó, observamos opiniones que nos recordaban el modelo de la sociedad patriarcal de antes.
¿Hasta qué punto una actitud de carácter machista cuando eres joven puede acentuarse con la edad?
Depende. Es difícil hacer pronósticos, todo dependerá de su evolución como persona y de la influencia de su entorno. También es cierto que las jóvenes o mujeres que padecen acoso no lo denuncian hasta después de sufrirlo por lo que es muy difícil predecir.