Tomamos contacto con el dramatugo Brian Friel (Irlanda, 1929-2015) a través de dos montajes, "Molly Sweeney" y "Aferplay" que se representaron entre 2012 y 2013 en el Teatre Alegria de Terrassa. En ambas ocasiones nos dimos cuenta de la maestría de Friel por contar la cotidianidad con mucho realismo. Nos gustó sobre todo su modo de abordar las historias, donde partiendo de una situación, a veces anecdótica o fortuita, emergen personajes de carne y hueso que nos hacen emocionar.
"Dansa d’ agost", nominada a cinco Premis Butaca y la obra más conocida de Friel que se representó el domingo en el Teatre Principal, auna todo el talento dramático del autor irlandés. La historia, que rememora Michael de aquel verano de 1936, reúne a cinco hermanas solteras -las Mundy- que viven un pueblo aislado en el condado de Donegal de Irlanda. Apenas salen de casa salvo una de ellas, Kate, que trabaja de maestra. Su día a día, rutinario, se ve interrumpido por la llegada del hermano, Jack, que regresa de África donde estaba de misionero y de Gerry Evans, el novio de Chris y padre de su hijo Michael.
La obra nos sumerge en el mundo femenino de estas cinco mujeres cada una de ellas con un talante distinto. Ahí esta Maggie (Marta Marco), alegre y jovial en contraste con Kate (Nora Navas) más contenida y pragmática; Rose (Marta Cisteró), rodeada de ingenuidad; Chris (Clara de Ramon), esperanzada y Agnes (Montse Vellvehí), reservada. Y junto a ellas un Gerry (Òscar Muñoz), presumido y travieso y Jack (Ramon Vila), irónico y despistado. Disparidad de carácteres, formas de ser, que se enfrentan y se reconcilian.
Viento en contra
Las cinco protagonistas viven sin muchos alicientes y los pocos que tienen, como acudir al baile de la siega, se ve incluso frustrado. Ansían salir de su reducto, sueñan con tener novio, casarse, tener un trabajo mejor que coser guantes en casa pero el viento parece soplar en contra. Y las dos presencias masculinas, desde luego, no son de gran ayuda. Gerry es un soñador que nunca cumple con lo qué dice y Jack moraliza sobre la sociedad patriarcal africana donde un hombre puede llegar hasta tener cinco mujeres. Nos gustó "Dansa d’ agost" porque desprende realismo poético, a ratos mágico, y porque las actrices protagonistas nos ofrecieron interpertaciones dramáticas de calado. Nos contagió sobre todo la rebeldía de Maggie (Marta Marco) y el candor inconsciente de Rose (Marta Cisteró, espectacular en el monólogo tras escaparse de casa) y la autoridad quizás no querida de Kate (Nora Navas). Y nos quedamos atrapados por algunas escenas muy emotivas, donde el baile es el protagonista; en definitiva, la válvula de escape para huir de la realidad ni que sea por unos minutos. Soñar no cuesta nada.