No traigo guión, ¿cómo le gustaría empezar?
No sé, hablemos del agua.
En un momento u otro debía salir. Sí, cuanto antes mejor.
Es que, precisamente, vengo ahora mismo del iwater, el primer salón que se hace en Barcelona y me han invitado como ponente para hablar de la gobernanza y de la experiencia de un partido de la oposición como el nuestro en un ámbito como este. Allí nadie se cuestiona la soberanía del agua, ni que es un derecho humano, ni nada de eso.
No es extraño, es un foro empresarial.
Allí se habla de gestión y te das cuenta de la realidad del sector, de que es muy complejo y poliédrico. Yo he intervenido para explicar lo que está ocurriendo en Terrassa y sacar conclusiones de nuestra experiencia.
¿Y bien?
Pues que nosotros pensamos que hay que ser esencialmente pragmáticos. Echamos de menos la figura de un regulador nacional que aporte criterios objetivos sobre parámetros de servicio.
¿Y qué pasará en Terrassa?
En Terrassa la decisión política está tomada. El alcalde ha pegado uno de esos bandazos a los que ya nos está acostumbrando y se ha convertido en un activista radical. No obstante, la decisión política debe apoyarse en un dictamen técnico-jurídico. Eso al menos dice la ley, pero cuando el estudio te lo haces tu y no hay nadie que regule eso, pues te haces el traje a medida.
¿Me habla de manipulación?
No, en absoluto. Lo que digo es que cuando la decisión política se ha tomado antes que la técnica es muy fácil que el trabajo que se haga en torno a este asunto tenga un sesgo. Por eso queremos un regulador.
Bien, pero dígame ¿qué quiere usted para Terrassa?
Pues partiendo de esa premisa, creo que en Terrassa es difícil que se pueda justificar un mejor servicio del que hasta ahora hemos tenido, por dos razones. Una, por la escasa capacidad de inversión del ayuntamiento, que limita las posibilidades de mejorar las infraestructuras y la calidad del agua y una segunda, porque visto cómo se gestionan las empresas municipales no tenemos garantías de que la gestión del agua vaya a ser buena. Vea que ni siquiera entro en si es mejor lo público o lo privado, para nosotros lo importante es lo objetivable, no lo dogmático.
Entonces su apuesta es clara por mantener las cosas como están.
No, no. Mire, es cierto que nosotros pensamos que el servicio hasta ahora es bueno, el precio es razonable y las inversiones adecuadas. Lo que quiero decir es que en Terrassa abogamos por la gestión indirecta de la mejor oferta y si la mejor es Mina, pues estupendo. Los políticos no pueden estar en todas partes, se necesitan unas reglas de juego claras, democráticas y transparentes y a partir de aquí, que los privados se peleen para mejorar la eficiencia. Nosotros defendemos un ayuntamiento más fuerte, pero no más grande.
Entonces, ¿su valoración?
Pues se puede resumir en que hay una corriente de populismo, un "mainstream" que defiende la municipalización del servicio desde fundamentos muy ideologizados. Y por parte del equipo de gobierno, especialmente del alcalde, advertimos un oportunismo político para alienarse con la izquierda. Le es más fácil ir a favor de la corriente en vez de hacer una reflexión política sobre la calidad del agua, la mejora de infraestructuras y sobre la mejora del servicio en general.
¿Habla de un gobierno basado en la estrategia?
Como práctica de acción política, el PSC es muy dado a decir sí a todos y a todo y especialmente en todo lo que viene de la bancada de la izquierda. Esa forma de gobernar tiene un efecto perverso porque te roban el discurso, por mucho que diga Matilla, pero por otra parte, es un síntoma de debilidad, porque rehuyen el debate.
La política se ha convertido en un objeto de consumo rápido ¿Se gobierna mucho a golpe de titular?
A golpe de titular, a golpe de demanda vecinal y a golpe de cualquiera que levanta la voz. En Terrassa, además, el problema es que no hay relato, no hay una hoja de ruta. El alcalde tiene ahora un problema en Sant Pere Nord; prometió un equipamiento y habrá que ver si puede cumplir su promesa.
¿Qué le enseña a usted la política?
La política en las instituciones te enseña que lo que tu pensabas que funcionaba bien, funciona efectivamente muy bien y que lo que pensaba que funcionaba mal, es un auténtico desastre.
¿Qué ejemplo pondría?
Pues le diría que es nefasto que se tomen decisiones políticas en previsión de resultados electorales. El electoralismo muchas veces pasa por encima de propuestas concretas en beneficio de todos.
Se ha puesto muy de moda utilizar el término "postureo".
La hipocresía es desgraciadamente muy común en política. Tenemos un ejemplo muy claro y muy reciente: el proceso de aprobación de ordenanzas fiscales. Me pareció un ejemplo de hipocresía por parte de Esquerra y Terrassa en Comú. No aceptaron la primera propuesta de ordenanzas y aceptaron la segunda y era prácticamente la misma. Buscaron el titular y lo encontraron. Entiendo que es tentador, pero criticable, por supuesto.
¿Y cómo podemos leer la acción política de Ciudadanos cuando hoy están a la izquierda y mañana a la derecha?
Las cosas no son ni blancas ni negras. Nosotros huimos de los dogmatismos. Mi actitud personal encaja muy bien con el ideario de mi partido. Intentamos transcender las ideologías. Pensamos que hay aspectos muy positivos del liberalismo social y otros de la socialdemocracia que también lo son. ¿Por qué nos tenemos que quedar en el dogma? Oiga, nosotros aplicamos esencialmente el sentido común, sin más.
¿Entendería que eso se pudiera interpretar también como oportunismo?
Nosotros intentamos situarnos en la óptica del ciudadano. Queremos ser una proyección de cómo se querría en la calle que se tomasen decisiones en las instituciones. El caso del agua es un ejemplo. El ciudadano no entiende de modelos de gestión, quiere eficiencia. ¿Eso es ideología? Es pragmatismo y de momento no nos va mal. Estamos contentos de cómo se percibe nuestro trabajo en todas las instituciones.
Debería haber venido con guión. ¿El agua secuestra otros debates?
Esa percepción la tenemos todos, pero no le se decir si se trata de algo intencionado o no. Lo que sí creo es que viene determinado por la deriva del PSC a la hora de gobernar en este mandato: su minoría, su pacto, sus bandazos y cómo se estiran los temas polémicos. El POUM sería otro gran debate, pero nos preocupa especialmente las necesidades de los barrios: Sant Pere Nord, la Maurina, Can Palet, Ca N’Anglada…
¿Dejarán ustedes en fuera de juego a ERC y a TeC apoyando al equipo de gobierno con los presupuestos?
(Silencio y sonrisa) Me están esperando en una reunión.
Acabamos con un sí o con un no.
(Otra sonrisa) Nosotros intentaremos que se cumpla nuestro programa electoral.