Lo suyo no fue un delito, sino un concurso de delitos contra la seguridad vial: conducía un coche bajo la influencia de unas cuantas drogas y tenía el carné suspendido por orden judicial. Lo pilló la policía después de que empotrase el coche contra una farola y una fachada el viernes en Can Parellada.
Un testigo llamó a la Policía Municipal a las 8.42 de la mañana para alertar del estropicio: un vehículo se había estrellado contra una farola en la calle de Grècia, junto a la de Líbia. Unos agentes acudieron el lugar indicado. Allí encontraron el coche, empotrado en la farola, y a un hombre que dijo ser el copiloto. La conductora, explicó, se había dirigido a un centro médico para curarse de sus heridas.
La situación generó suspicacias a los policías. El coche estaba en dirección contraria a la de la marcha y el supuesto copiloto, además de parecer embriagado, presentaba lesiones, señales de un golpe en la cara que eran compatibles con los daños del automóvil en el parabrisas. Al final, el hombre confesó: él conducía el vehículo. Pero explicó que la causa del accidente había sido una avería en el embrague.
Tuvo que soplar, pero dio negativo en la prueba de alcoholemia. Le hicieron el "drogotest", y el resultado fue positivo en varias drogas. Además, tenía el permiso de conducir suspendido y el seguro del coche sin vigencia. El individuo fue detenido. La policía arrestó el domingo a otro conductor ebrio que intentó huir de unos agentes, primero en la calle de Huelva y luego, en el Hospital de Terrassa. Después se negó a soplar.
