Había bebido alcohol e, intoxicado por la ingestión etílica, acudió al local donde su hijo pequeño celebraba su fiesta de cumpleaños. Los padres estaban separados. El padre entró, discutió con su expareja, con la madre del pequeño, y acabó dándole patadas. El agresor ha sido condenado a nueve meses de prisión. Le admitieron una circunstancia atenuante: la de ebriedad.
La agresión tuvo lugar en diciembre del 2014, a las seis de la tarde, en un establecimiento radicado en el complejo Parc Vallès. Había algarabía de niños jugando, padres y madres hablando entre sí en una fiesta infantil de aniversario que se torció de mala manera.
El padre del niño homenajeado se dirigió al local. Iba bebido. Empezó a discutir con calor con su expareja, con la madre de su hijo. Y de las palabras de tono alto se pasó a la agresión. Según dos sentencias, el recién llegado la emprendió a patadas contra su expareja, que sufrió una contusión en una pierna. El altercado se desencadenó en presencia de otros menores, y de quienes los acompañaban. Llegaron agentes de la Policía Municipal, pues la agredida llamó al cuerpo local.
El hombre había incurrido en un delito de malos tratos en el ámbito familiar, según el procedimiento penal abierto, que llevó al acusado al banquillo. El juzgado de lo penal número 4 de Terrassa lo condenó a una pena de nueve meses de prisión, a no acercarse a menos de quinientos metros de la víctima durante dos años y a pagarle treinta euros por las lesiones causadas.
Sin ánimo de revancha
La defensa del procesado apeló ante la Audiencia Provincial de Barcelona en un recurso en el que se dudaba de la fiabilidad de una testigo, amiga de la denunciante, y se destacaban las contradicciones sobre si hubo varias patadas o una sola, y sobre el lugar, el momento y el modo de la agresión.
Pero el tribunal considera que la primera sentencia fue correcta y que la juez ponderó las declaraciones de la víctima y la testigo. La denunciante no actuó movida por un ánimo de revancha, según el tribunal. Había invitado a su ex a la fiesta que ella había organizado y en el juicio llegó a valorar que el padre de su hijo contribuyese a su manutención como podía. Esas manifestaciones de la mujer a favor del procesado "parecen incompatibles con un ánimo espurio o de resentimiento", señalan los magistrados.
La testigo corroboró en esencia el relato de hechos emitido por la víctima. Ambas contaron que el hombre llegó "muy ebrio" al cumpleaños, se mostró ofensivo y agresivo con su expareja y le dio patadas, "siendo indiferente que le haya dado una o varias". En definitiva, el delito es el mismo.