En otoño muchos aficionados salen a recoger setas a los bosques, en especial los apreciados robellones. Las setas son ingredientes imprescindibles en la preparación de muchos platos de la cocina de temporada, pero la flora micològica de Catalunya incluye también especies tóxicas, algunas de muy peligrosas.
Los nuevos conocimientos científicos han evidenciado que algunas setas que se habían considerado tradicionalmente como comestibles, han pasado a ser considerados como tóxicos. El desconocimiento y la confusión con especies comestibles de aspecto parecido hacen que cada año, al llegar la temporada de setas, se produzcan intoxicaciones, algunas, incluso, mortales.
Durante los últimos cinco años los hospitales catalanes han atendido a 220 personas afectadas de las cuales 203 fueron hospitalizadas. La mayoría de casos se han producido en el ámbito familiar al confundir setas tóxicas con otras comestibles.
La Agència de Salut Pública de Catalunya ha recibido desde el 2011 un total de 30 brotes (al menos dos casos relacionados en tiempo y espacio) de intoxicaciones por setas con un total de 92 personas afectadas, 23 de hospitalizadas y 3 defunciones.
Los síntomas de intoxicación varían según la especie que lo ha producido. Se pueden presentar uno o algunos de estos síntomas: fuertes dolores de estómago, sudor frío, vómitos dolorosos y continuados, diarreas fétidas y abundantes, vértigo, postración total, delirios y periodos alternativos de crisis y de calma.
Los primeros efectos al consumir una seta envenenada se pueden presentar en forma de dolor de cabeza, al poco tiempo de haberla comido o pasadas unas horas.
A los primeros síntomas de intoxicación, por poco importantes que parezcan, hay que acudir inmediatamente a un centro sanitario. En este sentido, la eficacia del tratamiento depende, en buena parte, de la rapidez con que se actúe.
La Societat Catalana de Micologia y la Agència de Salut Pública de Catalunya aprovechan el inicio de la temporada de recolección de setas para dar una serie de consejos y recomendaciones a la población. Una campaña orientativa con pautas para aprender a identificar las setas y evitar las intoxicaciones.
El criterio básico para evitar una intoxicación por la ingestión de setas tóxicas es consumir únicamente aquellas que se sabe con toda certeza de qué especie son. Si se tiene alguna duda a la hora de identificarlas, rechazadlas.
Coged sólo las setas de especies comestibles conocidas, que presenten un buen estado de conservación y que sepáis identificar bien. Ante cualquier duda, no lo cojáis nunca y aún menos os la coméis.
Rechazad los ejemplares fragmentados, los que ya se han empezado a descomponer o los que estén florecidos, empapados de agua o se hayan helado durante la noche.
Hay que tener en cuenta que, después de la lluvia, las setas puede perder su color original, o por contra pueden tever unos colores más vivos por el hecho de haber absorbido humedad. También pueden haber perdido parte de la ornamentación y esto puede confundir.
Transportadlas siempre en un cesto rígido y aireado para evitar la fermentación.
Conservadlas preferentemente en el frigorífico, sobre todo si no vais a consumirlos ese mismo día.
Mejor comerlas cuanto antes mejor, puesto que la mayoría se alteran rápidamente. También ingerirlas con moderación.
La forma más saludable de prepararlas es la cocción, puesto que algunas setas son comestibles cuando se han cocinado y, en cambio, pueden resultar tóxicos si se comen crudas o poco cocidas.
FALSOS MITOS
No existen reglas seguras para identificar una seta. Conocerla es la única norma fiable. Las pruebas caseras como el ennegrecimiento de un grano de ajo o la patata o de las cucharas de plata son falsas.