La semana pasada, la doctora gallega Lina Álvarez daba a luz a los 62 años en el Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo a una niña sana de casi 3 kilos de peso. El parto, por cesárea, ponía de nuevo sobre la mesa el debate sobre la edad de la maternidad, que sigue aumentando cada año.
El de Lina Álvarez es un caso extraordinario, un embarazo por fecundación asistida dos décadas después de la menopausia. Nada que ver con la generalidad de las gestaciones, pero todo un síntoma de que el retraso de la maternidad es ya un hecho consolidado.
Así lo revela el último Informe de Neixements 2015 del Institut d’Estadística de Catalunya, que sitúa la edad media de la maternidad en Catalunya en los 31,9 años. En sólo una década, desde 2005, las catalanas han retrasado un año la decisión sobre su embarazo y en este momento el grueso de los nacimientos los protagonizan ya las madres entre los 30 y los 45 años.
La fecundidad retrocede entre las mujeres jóvenes y aumenta entre las más maduras. De hecho, el grupo que con mayor intensidad se ha incorporado a la maternidad durante el año pasado es el de las madres entre 35 y 39 años, que con 66 nacimientos por cada mil mujeres se sitúa como el segundo colectivo más fértil, después del grupo de los 30 a los 34 años.
A partir de los 40 las estadísticas de nacimientos disminuyen considerablemente, pero la maternidad a esa edad es cada vez más frecuente. En 2015, 5.662 bebés llegaron al mundo de madres de 40 años o más y ya suponen un 8,1% de los bebés nacidos vivos, más del doble que hace una década (3,6%).
Las más maduras de Europa
La edad media de las madres primerizas catalanas es la más elevada de Europa. El último estudio Eurostat situaba la media europea en los 28,8 años, muy por debajo de los 30,07 años de las madres primerizas españolas y los 30,07 de las italianas. A mucha distancia, las catalanas retrasan la maternidad hasta los 31,9 años.
La maternidad tardía se vive a diario en los hospitales locales. "El acceso de la mujer al trabajo, la falta de ayudas y la situación económica de los más jóvenes son factores clave -explica Àngels Vives, jefe del servicio de Obstetricia y Ginecología del Consorci Sanitari de Terrassa-. La mujer apura al máximo. Espera a afianzarse en el trabajo, también para afrontar la maternidad en solitario".
Además, los avances en materia de reproducción asistida "hacen que la gente no tema hoy a la edad. De hecho, la ciencia está compensando la bajada de la fertilidad por razones de edad", apunta Vives.
Todo indica que la edad de la maternidad continuará en aumento mientras no se flexibilicen las estructuras económicas y sociales. El fenómeno da lugar a familias donde los hombres también son padres más tarde, a una edad media que roza los 34 años según el INE.
En ese contexto, los médicos insisten en que la mejor edad para la maternidad son los 25. "Fisiológicamente las mujeres alcanzan la mayor fertilidad entre los 20 y los 30 años -explica Xavier Urquizu, obstetra y ginecólogo-. A partir de los 35-38 la pérdida de óvulos se acentúa y después de los 40 la posibilidad de un embarazo espontáneo es menor".
Además, las gestaciones en edades avanzadas disparan el riesgo de patologías como la diabetes, la hipertensión y las alteraciones de cromosomas, insisten los médicos. De hecho, muchos embarazos más allá de los 40 prosperan sin problemas "porque los riesgos están muy controlados y también gracias a la fertilidad asistida".
Médicos y sociólogos coinciden, el fenómeno de la maternidad tardía ha llegado para quedarse. "No veo cambios a corto o medio plazo", comenta la doctora Vives, que ha visto como en el CST los partos por encima de los 35 han pasado de ser el 15% en 2005, al 30% en 2015. "A esa edad la mujer afronta la maternidad con más madurez, más informada y participa más del embarazo y del parto. Podría decirse que son embarazos más responsables".