Tras nueve días de intensas proyecciones de todo tipo, esta noche se clausurará con la proyección de "The limehouse golem", del español Juan Carlos Medina, la edición número 49 de un Festival de Sitges marcado por la presencia de dos monstruos del fantástico, los actores Christopher Walken y Max Von Sydow como principal reclamo. Son treinta los films que optan a los premios de una sección oficial con mucho cine adiático, altibajos y emociones para todos los gustos. Las películas rodadas en Terrassa "Inside" y "Un monstruo viene a a verme", el film de Bayona ya en salas, se vieron fuera de concurso, igual que otros 140 títulos de todo tipo de procedencia y calidad.
Suenan a premio en la sección oficial el "Dog eat dog" de Paul Schrader, "La autopsia de Jane Doe", "Train to Busan", "Grave" o el "The Handmaiden" de Parc Chan-wook, sin olvidar las originales "Melanie" o "Mon ange". Pocas o ninguna opción parecen tener las españolas "Pet" y "Proyecto Lázaro".
De lo último visto a concurso decepcionó sobremanera la mexicama "Tenemos la carne", un gratuito ejercicio de excesos sexuales ambientada en un DF apocalíptico. Subió el listón "Melanie. The girl with all the gifts", un atípico film de zombies ingleses donde una niña intenta salvar a la humanidad".
Otra de las esperadas presencias en Sitges fue la del músico y cineasta Rob Zombie, que presentó fuera de concurso "31", su último trabajo. Pese a no aportar nada nuevo al género, el film hizo las delicias de los aficionados al horror sanguinolento con una "road movie" setentera donde un grupo de payasos asesinos pretende exterminar a unos feriantes a través de un macabro juego de supervivencia extrema. Nada nuevo, pero sí bien dirigido y sazonado con algunas buenas ocurrencias visuales y narrativas.
Perlas ocultas
Y entre las múltiples perlas ocultas, procedente de Venecia y San Sebastián, se vio ayer el portentoso trabajo del mexicano Amat Escalante, "La región salvaje", un sórdido melodrama rural tan interesante como bien rodado que contiene una de las mejores sorpresas visuales vista en años, que conviene no desvelar. Cotidianidad y fantástico se dan la mano en un trabajo impecable y emocionante a partes iguales.
Y entre lluvia, sangre, originalidad, revisitación de lugares comunes y bastante cine de autor, Sitges se despide hasta el año que viene, en que celebrará por todo lo alto el medio siglo de vida del mejor certamen fantástico del mundo. Que sea por muchos años.