Los ladrones llegaron al taller, casi seguro, en un par de vehículos, quizás en furgonetas; y con transpaletas para mover la gran cantidad de maquinaria y material que robaron: pistolas de pintura, máquinas de diagnosis, ordenadores, neumáticos, un elevador, herramientas, treinta baterías y unas cuantas cosas más. Desvalijaron el taller, ubicado en Ca n’Aurell, el pasado sábado, de madrugada. El botín ronda los 40.000 euros en material.
El robo con fuerza, aparatoso más por el voluminoso botín que por los vestigios exteriores del asalto, fue perpetrado por un grupo de delincuentes entre las tres y las cinco de la madrugada. El taller, muy conocido en el sector, es Autogaratge Dani, está radicado en la calle de Pasteur, en una zona mixta, medio industrial medio residencial, de Ca n’Aurell, y se dedica a todas las facetas de la reparación, la chapa y la pintura de vehículos.
Abrió sus puertas en su actual ubicación dieciséis años atrás y nunca, hasta ahora, había sufrido un asalto. Pero la primera vez será inolvidable para Dani Pellicer, el responsable del taller, y su familia. Llegó Dani el sábado al local, abrió la puerta del garaje como siempre y no tardó en darse cuenta de que algo no andaba bien. Entró en la oficina y los signos de estropicio lo llenaron de estupor. Los asaltantes habían forzado la cerradura de la puerta de esa oficina, que da a la calle de Pasteur y está situada junto a la puerta del garaje. Entraron en la oficina, destrozaron la puerta de un armario, movieron las cosas de sitio y se hicieron con un ordenador fijo y otro portátil, y con una cámara de fotos. Reventaron luego otra puerta, la que comunica el citado despacho con el garaje, y entraron en el taller propiamente dicho. Y allí arramblaron con todo lo que pudieron.
No eran advenedizos, ladrones de poca monta. La alarma no saltó, y no se descarta que la desactivasen. Se movieron en el taller como pez en el agua, sin levantar sospechas, con sigilo pero con constancia. Es probable que "trabajasen" durante un par de horas en el trasiego de los útiles y máquinas que se agenciaron con particular maña. Y es probable que abriesen la puerta principal e introdujesen una de las furgonetas en el garaje para mejor maniobrar y dar menos señales externas de su presencia. Ningún vecino vio nada. Nadie que pasase por allí de madrugada se apercibió de movimientos sospechosos.
Pistolas, baterías, un elevador
Aquella mañana, la del sábado, Dani Pellicer echó en falta mucho material en su primer repaso, aún somero, al local, pero fueron necesarias unas cuantas horas más para, con el auxilio de sus trabajadores, conocer el alcance del saqueo. En principio, según el recuento, los delincuentes se apoderaron de un aspirador, seis pistolas de pintar, dos máquinas de diagnosis, un ordenador portátil y otro fijo, una cámara fotográfica, algo de dinero en metálico, cuatro neumáticos, treinta baterías de coche, barnices, botes de pintura, múltiples herramientas, una máquina de cargar aire acondicionado, un elevador, un cargador de baterías…
El utillaje, la maquinaria, los múltiples objetos robados, en definitiva, tienen un valor de unos 40.000 euros. La cuantía de los destrozos ronda los 10.000. Los Mossos d’Esquadra ya han recibido la denuncia e investigan los hechos para identificar a los asaltantes.