El profesor e investigador José Manuel González-Méijome, que trabaja en la Universidad de Minho de Portugal, recibió el Premio Internacional al Optometrista que concede anualmente la Facultat d’ Òptica y Optometría (Foot) del campus de la UPC de Terrassa. El acto, en el marco de la inauguración del curso académico, se celebró en la Seu d’ Ègara y acogió docentes, profesionales y estudiantes. González-Méijome está considerado un científico de referencia en el estudio de la miopía y en las lentes de contacto.
¿Qué significa para usted recibir esta distinción?
Ha sido una agradable sorpresa. La Universitat Politècnica de Catalunya y en concreto la Facultat d’ Òptica i Optometria son para todo el colectivo optométrico europeo y a nivel ibérico un referente, y que estos compañeros reconozcan mi humilde labor en la investigación, en la docencia y a nivel profesional me llena de orgullo.
¿Cuál es su foco de atención en el campo visual?
Nuestro interés está en ver cómo se comportan las lentes de contacto, cómo reacciona a la superficie ocular este material sanitario de diseño que tiene el propósito de compensación; es decir que las personas con problemas visuales, las que padecen miopía o presbicia (vista cansada) puedan tener una mejor visión.
¿Qué estudios realizan?
Trabajamos para que la miopía avance más lentamente. La miopía es una anomalía visual que en muchos casos, cuando se manifiesta, se caracteriza por un crecimiento anormal del ojo; es decir que el ojo se vuelve demasiado largo pero eso lo solucionamos con los métodos tradicionales de corrección. La cuestión está en frenar ese crecimiento.
¿Y cómo lo consiguen?
Con lentes de contacto con diseños ópticos especiales para que produzcan una diferente estimulación en la parte posterior del ojo, en la retina. En ese campo hemos colaborado con un grupo en esta facultad de Terrassa y el año pasado comercializó un tratamiento para el control de la miopía.
¿Qué pasa cuando el ojo crece demasiado?
Diferentes tejidos en su interior empiezan a entrar en un estrés fisiológico. La retina está peor alimentada porque se empieza a separar de las capas que aportan riego sanguíneo y eso tiene como consecuencia patologías muy graves y que pueden llevar a la ceguera. Compensar la visión desenfocada podemos hacerlo pero controlar el crecimiento anómalo del ojo requiere de este tipo de lentes de contacto especiales.
¿Cuál es el siguiente paso?
Una vez que hemos podido caracterizar bastante finamente estas lentes, lo que ahora queremos saber es cómo lo interpretan las células. El paciente puede decir si ve mejor o peor, nosotros podemos decir si la luz enfoca en este punto u otro, pero no sabemos las células de la retina, más de cien millones, cómo interpretan esas señales. Es el próximo salto y lo vamos a hacer junto a empresas e instituciones. Queremos completar la parte óptica con la biológica. Esto puede tener interés porque así diseñaremos lentes más eficaces.
¿Se puede frenar la miopía?
Se puede frenar. De momento lo hacemos de modo tímido. Los tratamientos funcionan al cincuenta por ciento, lo que significa que puedo evitar que un ojo crezca la mitad de lo que lo haría si yo no hiciese nada. Nuestro objetivo sería evitar este crecimiento en el momento que es un problema; que a partir del desarrollo normal ya se complica porque puede derivar hacia algo patológico. Eso sería un crecimiento del cien por cien. Hay que buscar algún dispositivo, algún fármaco, que detuviese se crecimiento en una fase en que el ojo está en su estado de maduración y ha alcanzado el equilibrio. A partir de ahí hay que evitar el crecimiento del ojo porque las lentes van a cambiar poco en el tiempo.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
Hay un sustrato genético. Sabemos que uno o si los dos progenitores tienen miopía, el riesgo de padecer miopía aumenta mucho y la miopía llegará a niveles superiores. Y hay otros factores como el modo de vida. Nuestros ojos están expuestos de forma intensa a diferentes soportes -ahora fundamentalmente digitales- y la actividad al aire libre es muy reducida. Es muy difícil revertir esta tendencia por lo que creemos que esto lleva asociado una mayor progresión y evolución de la miopía. Si ahora era un campo de estudio, una opción, en los próximos años se convertirá en una necesidad porque la miopía será un problema de salud pública donde las autoridades sanitarias y las universidades deberán buscar soluciones. No podemos evitar el avance tecnológico, el cómo vamos a vivir mañana, pero si que podemos empezar hoy a desarrollar los productos sanitarios para que ese mañana sea menos dramático.
¿Qué opina de la venta de gafas en farmacias, librerías, tiendas de complementos, supermercados…?
Hay muchos lugares que venden gafas pero no hacen exámenes visuales. Son gafas que te pueden sacar de un apuro pero no son para utilizarlas de manera constante. El precio lo explica todo y la gafa barata no tiene el control de calidad que exige. No todo sirve. Me aplico el dicho de mi Galicia: "Cuando la limosna es muy grande, el Santo desconfía". Pues hay que desconfiar de las ventas que no tienen razón de ser para la calidad que deben cumplir.