El actor terrassense Cesc Serrat conmemora mañana, a partir de las seis de la tarde en el patio de la Biblioteca Central, sus cincuenta años en el mundo del espectáculo con una fiesta-homenaje que reunirá a sus amigos, familiares, colegas, admiradores y público en general y en la que actuarán varios artistas con los que ha tenido vinculación profesional a lo largo de estas cinco décadas. Serrat se muestra muy iusionado con la celebración. "Tengo muchas ganas de ver qué sorpresas me han preparado mis amigos", declara.
Cesc Serrat ha sido actor, payaso, animador cultural, artista conceptual, escritor y cuentacuentos, actividad ésta última que sigue ejerciendo a sus 67 años y que espera "poder continuar desarrollando unos cuantos años más. Todavía actúo cada día. Tengo la agenda llena hasta mayo", asegura.
Serrat se siente muy satisfecho y orgulloso de su carrera como actor. "No quisiera parecer inmodesto pero he sido un pionero en muchos aspectos. Cuando fundamos Pep, Saltimbanqui i Bocoi en 1977, no había grupos de payasos catalanes. Nosotros creamos escuela. El proyecto de animación Juguem jugant también fue una experiencia pionera. Se trataba de montar juegos y actividades en las plazas para recuperar la antigua costumbre, hoy perdida, de jugar en la calle. Y prácticamente fui el primer cuentacuentos de Catalunya. Sólo había habido uno, el señor Aymerich, que actuaba en el teatro Romea, pero eso fue en tiempos de la República", explica.
Por otra parte, el actor está "feliz porque he podido vivir de mi profesión y mantener a mi familia". Serrat tiene tres hijos. "Cuando eran pequeños, los niños consideraban que yo no trabajaba porque me veían disfrutar muchísimo con lo que hacía. Es algo que, por lo visto, les sucede a muchos actores, que sus hijos no ven la profesión de sus padres como un trabajo porque lo que hacen es algo divertido".
Dedicarse al mundo del espectáculo también le ha permitido viajar mucho. "Me conozco Catalunya palmo a palmo", comenta, agregando que "con tanto viaje pasaba mucho tiempo fuera de casa pero cuando regresaba siempre les preparaba la cena a mis hijos".
Inicios
Serrat recuerda sus inicios cuando "tenía17 años y era ‘cap escolta’. Creamos Dau Blau, una compañía de técnicas de expresión y montábamos espectáculos de sombras chinescas y teatro infantil. Después empezamos a ir por las escuelas y a ganar lo suficiente para pagar el material que necesitábamos".
En los años 70 Cesc se hizo muy popular como presentador de las sesiones de Rialles con el nombre de Quico Serrat. "También hacía las veces de maestro porque me encargaba de preparar a los otros presentadores", explica. "Un día vino un profesor del Institut del Teatre y me djo que no me quería ver más de presentador, que tenía que estar sobre el escenario, actuando", recuerda.
En su época universitaria compaginaba los estudios con el teatro independiente y el arte conceptual. "Estuve en los grupos 6 x 7 y El Globus. Recuerdo que un día vino Albert Boadella para hacernos un cursillo para aprender a trabajar el cuerpo", explica.
Exposiciones
Al mismo tiempo, organizaba "performances" artísticas (suyas y de otros) en el patio de la facultad de Teología de Barcelona y participó en distintas exposiciones y concursos en España, Francia e Italia. "Un crítico me definió como una promesa del arte conceptual", asegura, aunque finalmente la vocación por el teatro infantil fue más fuerte. "Es un don que Dios me ha dado, el de conseguir cautivar a los niños con mis palabras y mis historias", declara.
Así, con Josep Maria Casanovas y Paco Tudó crearon la compañía de payasos Pep, Saltimbanqui i Bocoi, que luego se convertiría en Pep, Saltimbanqui, Bocoi i Tinet con la incorporación de Agustí Planas y, entre 1984 y hasta la muerte de Casanovas en 2003, en el dúo Pep i Bocoi. A lo largo de estos años el polifacético Serrat también ha realizado actividades pedagógicas, organizando talleres, "stages" y cursillos para maestros, incluso en el extranjero. Además, es autor de varios libros antológicos de poesía, teatro, juegos y técnicas de expresión, así como de novelas infantiles y de un disco de cuentos y canciones que se publicó en 1992.
Actualmente (desde 1983) ejerce de cuentacuentos. Afirma que "mis cuentos son para personas de todas las edades. Lo único que varía, según si el público es infantil o adulto, es la actitud, el tono de voz, el gesto y la mirada".
Serrat añade que "no me gustan esos cuentacuentos para adultos que hablan de temas que parecen sacados de cualquier programa de Tele Cinco. Un cuento debe de ser poético y enseñar alguna cosa. La moraleja no tiene por que ser evidente pero debe existir. Si el niño no la coge enseguida no importa, ya la entenderá más adelante".
El actor apostilla que "un cuento es como una caricia, un beso o un abrazo. Es poesía y una sucesión de palabras dulces que te van transformando. Escuchar cuentos es descubrir un mundo porque hace trabajar la imaginación".
Su oficio de cuentacuentos le reporta muchas satisfacciones. "Los niños hacen suyas tus palabras", asegura. "Das mucha energía pero también la recibes". A Serrat le encanta que "los maestros vuelvan a interesarse por los cuentos" y ha observado que "los niños se aprenden los relatos de memoria. Si les vuelves a contar una historia y cambias alguna cosa, te interrumpen para decirte que no es así".