Asaltar comercios o bares estrellando coches contra sus puertas es práctica usual en el ámbito delictivo. Lo inhabitual es que los "alunizajes" sean ejecutados con motos, pero ese tipo de maniobras era el preferido por un delincuente que ha sido detenido por los Mossos d’Esquadra; está acusado de perpetrar, al menos, siete robos con fuerza en Terrassa y uno en Rubí, amén de un atraco en esta segunda ciudad. Para perpetrar los robos aprovechaba permisos carcelarios, pues estaba cumpliendo pena.
El detenido, de 37 años, español, egarense, es el sospechoso de parte de la razia de asaltos cometida el 11 de julio en establecimientos de Terrassa. La madrugada de ese día tuvo lugar en la ciudad una ristra de allanamientos con un elemento común: según testigos, los ladrones se desplazaron en moto para ir de sitio a sitio, destrozando las puertas a golpes. Durante esa madrugada, siete comercios fueron asaltados en diversos puntos: en la calle de Volta, en la Rambla d’Ègara, en la avenida de Àngel Sallent, en la calle del Doctor Aymerich i Gilabertó, en la calle de Bartomeu Amat, en el paseo del Camp del Roure…
Los Mossos d’Esquadra de Terrassa tiraron del hilo tras conocer descripciones del ladrón y comprobar que eran coincidentes. El tipo actuaba solo, según los investigadores, y su modo de operar era siempre semejante. La policía tenía encima de la mesa los casos de siete robos con fuerza perpetrados en Terrassa y uno efectuado en Rubí.
Con el casco puesto
El delincuente buscaba comercios sin persiana y con puertas de vidrio. Elegido el objetivo, llegaba en motocicleta y con ese vehículo embestía las puertas hasta vencer su resistencia. Entraba en el local, robaba lo que podía (generalmente dinero o pequeños artículos electrónicos) y se largaba a por otro. No se quitaba el casco de motorista para obstaculizar su identificación.
Los mossos recopilaron siete asaltos en Terrassa más un octavo en Rubí, un atraco en una gasolinera de Rubí y un robo de vehículo en Barcelona. Y dieron con el presunto autor, un sujeto con media docena de robos similares en su haber.
Unos agentes de paisano lo cazaron el 11 de septiembre durante un operativo de busca. Lo pillaron in fraganti, a eso de las cuatro de la madrugada, cuando saqueaba un establecimiento radicado en la avenida de Àngel Sallent.
Dos días después lo pasaron ante la autoridad judicial, pero el magistrado lo dejó en libertad con cargos. Mas no salió a la calle, libre, pues debió ingresar en prisión porque, al delinquir durante los permisos, se le retiró el grado penitenciario de que disfrutaba.