Otra más. Las asociaciones cannábicas siguen en el punto de mira de la policía y otra más ha caído. Los Mossos d’Esquadra han precintado el local de una entidad de consumidores de marihuana situada en Ègara y han detenido a los dos presuntos responsables, acusados de traficar con drogas y de "pertenencia a grupo criminal".
La investigación policial la instó la Fiscalía. Como ha ocurrido muchas veces antes en casos análogos, el intenso olor a hierba y las quejas por ruidos motivaron el inicio de las pesquisas, la activación de unas indagaciones que comenzaron con la vigilancia discreta del local, ubicado en la calle de Cadis.
Allí se había instalado una asociación de consumidores de cáñamo. Agentes de los Mossos d’Esquadra se apostaron en las inmediaciones del sitio y comprobaron, según fuentes policiales, un flujo muy elevado de vehículos que paraban a las puertas del local y de personas que entraban en el recinto y salían poco después; a veces, sólo un par de minutos más tarde.
A la vigilancia le sucedieron las identificaciones de supuestos compradores de maría, práctica habitual en las indagaciones policiales cuando se sospecha de un foco de distribución de estupefacientes. El día elegido para registrar el local fue el 14 de septiembre, el miércoles pasado. El juzgado de instrucción número 3 de Terrassa autorizó la diligencia después de que los mossos presentaran el contenido de sus investigaciones a ese órgano judicial. Varios agentes de la comisaría de Can Tusell y una comisión del juzgado instructor entraron en el recinto. La inspección, según las mismas fuentes, concluyó con la aprehensión de 471,5 gramos de marihuana (distribuidos en bolsitas de monodosis), dos básculas de precisión y 520 euros en metálico.
Arrestados
Dos personas acabaron en los calabozos. Los mossos detuvieron al presidente y al tesorero de la asociación, considerados presuntos autores de un delito contra la salud pública y de otro relativo a la pertenencia a grupo criminal. Y, por supuesto, precintaron el local. El presidente tiene 36 años y el tesorero, 21. Ambos son vecinos de Terrassa y de nacionalidad española.
El limbo de ambigüedad legal que afecta a este sector en boga, el de las entidades cannábicas, ha vuelto a asomar. La policía asegura que el club en cuestión estaba abierto a muchos compradores, fuesen o no socios, algo ilícito, y que el número de asociados rondaba los quinientos, cuando no puede pasar de 190. Y, sobre todo, que la finalidad de los responsables de la entidad era la venta indiscriminada de hierba "bajo la falsa apariencia de un club de autoconsumo".