Terrassa

El enamorado de los íberos

Terrassa es, desde hace unos quince años, un foco de irradiación del conocimiento sobre los íberos, una ciudad de referencia para los interesados en la primera gran civilización de la Península, y ello gracias a la ingente, entusiasta y constante labor desarrollada por Frederic Santaeulària i Roig, apasionado erudito y uno de los grandes divulgadores del tema en Catalunya. Santaeulària, que falleció el pasado 8 de agosto, a los 75 años, fue en 2002 el fundador del popular curso de lengua y cultura íberas, que este año iniciará su edición número dieciséis, y que una o dos veces al mes, durante todo el año, reúne en la Biblioteca Central (sus primeras ediciones tuvieron lugar en el Ateneu Terrassenc) a estudiosos y aficionados de toda Catalunya, y a partir del cual se creó, en 2006, el Institut d’Estudis Ibers (IEI).

"Frederic Santaeulària fue el fundador, alrededor del cual nos fuimos reuniendo personas a los que nos gustaba el tema. En el fondo, él era el alma del grupo", señala Cèlia Escudé, presidenta del IEI. Su interés por los íberos comenzó tan pronto como en su infancia, cuando los trataron en las clases de historia del colegio. Pero lo que le explicaron le pareció confuso. De modo que, en 1966, comenzó a leer y recopilar absolutamente todo lo que encontraba sobre este pueblo de la antigüedad, empezando por sus huellas en Terrassa, y nunca dejó de hacerlo. En 2000, comenzó a reunirse con otros dos interesados terrassenses, Josep Colobrant y Jordi Roca, para hablar e intercambiar información, y al año siguiente se decidieron a organizar, en el Ateneu Terrassenc, un primer taller de lengua y cultura ibérica. "En aquel momento, pensábamos que era posible que en Terrassa existieran siete u ocho personas más interesadas por los íberos, y que nos podíamos reunir. No esperábamos que nos comenzara a venir tanta gente, incluso de fuera de Terrassa. Ni mucho menos que, en unos pocos años, íbamos a aglutinar a interesados y estudiosos de toda Catalunya", afirmaba Santaeulària a este diario, en el 2006, cuando la constitución del IEI.

Continuidad del curso
Santaeulària fue siempre el jefe de estudios del curso. "Más que el coordinador, era la persona que lo controlaba todo. Buscaba a los conferenciantes, programaba las fechas, y atendía y respondía todas las preguntas de los cursillistas", señala Cèlia Escude. Tras su desaparición, ¿el curso tendrá continuidad? "Este año, la edición 2016-2017, sí, porqué ya está todo programado. Comenzará el 22 de octubre y se desarrollará tal como estaba previsto, en la Biblioteca central. La siguiente, veremos. Nos sabría mal que se perdiera el trabajo divulgativo que había realizado."

En los últimos años, el interés por los íberos ha crecido muchísimo, y ha generado incluso un turismo propio, pero no era así cuando Santaeulària comenzó el curso, cuando parecía que la historia comenzó con los romanos. "Decía que los íberos eran nuestra base histórica, nuestro substrato, y lamentaba que no se dedicaran más esfuerzos a su estudio y difusión." Santaeulària no era un arqueólogo ni un profesor universitario, y no hizo investigación directa, y su aportación estuvo en el ámbito de la divulgación del conocimiento existente (tenía contacto con muchos estudiosos), al que no dudaba en añadir, en ocasiones, sus propias reflexiones o hipotésis. Subrayó así que la "zona íbera genuina" abarcaba desde el río Roine hasta el Segura, esto es, que aproximadamente se correspondía con los "Països Catalans peninsulares". "No entraba nunca en cuestiones políticas, pero sí que señalaba que, pese a que la cultura íbera desapareció con los romanos, la gente que estaba aquí antes siguió viviendo, y debió mantener un talante, una forma de hacer. Que tuvo que haber un ‘continuum’".

Cabe señalar que los íberos no eran el único ámbito de interés de Santaeulària, personaje polifacético, merecedor de una biografía que aborde todas sus facetas. También fue un gran viajero, y un guía turistico que, entre 1990 y 2006, todos los veranos condujo ruta por la región más salvaje de Brasil (su esposa, Imma Tort, fallecida recientemente, era la hija de Pere Tort, pintor terrassense residente en este país), de la que surgió su pasión por los caimanes, plasmada enun libro y numerosas fotografías. Y desde 1996 hasta el pasado año fue el galerista de Amics de les Arts.

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