Esta vez no fue un incendio, como en otras ocasiones, lo que quitó el velo a una plantación de marihuana descubierta durante los trabajos de emergencias. Esta vez fue un hundimiento, el desplome del techo, lo que permitió a la policía localizar un cultivo interior de cannabis, compuesto por unas sesenta plantas, en la calle de Watt, en Ca n’Aurell. El presunto responsable de la maría fue detenido poco después, el domingo por la tarde.
Faltaban apenas cinco minutos para las dos. Los comensales del restaurante L’Arcada, colindante con una nave abandonada, y decenas de vecinos, oyeron el estruendo. El estupor y el desconcierto se extendieron tanto como el polvo. "No sabíamos qué podía ser aquello", recordó ayer Quima Martínez, la propietaria del popular restaurante, que tardó nada y menos en exhortar a la clientela a salir del establecimiento, por si acaso. ¿Y si ha habido un movimiento de tierras?, se preguntaron los afectados. El ruido fue tan pavoroso que en un principio se creyó que el desplome había sido en el propio local de hostelería. Pero no: había tenido lugar en la nave de al lado, y al final quedó confirmado que el establecimiento no había quedado perjudicado en su estructura.
Sirenas
Mas eso se supo después. Antes, la calle de Watt, cerca de su intersección con la de Galvani, se pobló de dotaciones de la Policía Municipal, de los Mossos d’Esquadra y de Bombers. Tres ambulancias llegaron también al sector. Las sirenas llenaron el Centre y Ca n’Aurell a la hora del almuerzo.
La policía acordonó las inmediaciones de la nave. Se cortaron al tráfico los accesos. Cuatro dotaciones de Bombers se presentaron en la calle de Watt y entraron en el edificio, una antigua fábrica en desuso, para comprobar que estaba vacío. No las tenían todas consigo, pues en el primer aviso de emergencias se hablaba de la posibilidad de que hubiese alguien en el interior de la nave. No había nadie, como comprobaron los bomberos. No se registraron heridos.
El hundimiento, de planchas de fibrocemento, afectó a unos ochenta metros cuadrados del techo de la nave. Al parecer, habían cedido los anclajes. Las inspecciones técnicas revelaron que el edificio del restaurante no quedó menoscabado y el establecimiento había reanudado ayer su actividad.
A las 4.15 de la tarde, y una vez sabido, por boca de un técnico municipal, que no había peligro de más desprendimientos, la policía siguió examinando el interior del inmueble. Un individuo que, al parecer, lo frecuentaba se había prestado a ello. Los agentes municipales que escudriñaban la nave oyeron un ruido. No se trataba de algo súbito, sino de un sonido continuado, como de un compresor.
El ruido provenía de una de las salas del edificio. Los policías se dirigieron a ese espacio. Y llegó entonces el hallazgo cannábico. En la dependencia había marihuana, unas cuantas plantas. Unas sesenta, con su sistema de iluminación pertinente. El presunto responsable del cultivo de cáñamo, el supuesto usuario de la nave, fue detenido y la Policía Municipal le abrió diligencias penales por un supuesto delito contra la salud pública, de tráfico de drogas.