Errol Flynn se le recuerda tanto por sus películas como por sus excesos de todo tipo. Fue adicto al alcohol, el opio, la cocaína -que se ponía en el pene porque le habían dicho que era afrodisíaca-, el sexo y la adrenalina y, cuando llegó a Hollywood en 1933, con veintipocos años, ya había sido granjero-castrador de ovejas, traficante de esclavos, plantador de tabaco, buscador de oro y tesoros, ladrón, deportista olímpico (en Amsterdam 28) y marinero.
Una de las facetas más desconocidas de su vida aventurera fue su visita a España durante la Guerra Civil, donde entró con un carnet de periodista expedido en Londres. El 29 de marzo de 1937 estuvo en Barcelona y el 1 de abril en Madrid -entre medias, corrió el rumor de que le habían matado-, donde entregó un cheque de un millón y medio de dólares al gobierno de la República, fruto de una colecta realizada en Hollywood para comprar ambulancias y medicamentos.
Le acompañaba su amigo, fotógrafo oficial (y dicen que “camello”) Herman Erben, que luego resultó ser un espía nazi (después de la guerra cambió de bando y se pasó al FBI). De ahí, que durante años circularan rumores, actualmente desmentidos, de que Flynn también espiaba a favor de los alemanes.
Tampoco es demasiado conocida su faceta de escritor y de director de documentales. Publicó dos novelas y una autobiografía y dirigió tres documentales, uno de ellos para apoyar la revolución de Fidel Castro.
Se decía de él que bebía mucho y comía muy poco. Fue el “inventor” de una peculiar receta de vodka con naranja. Como en los rodajes estaba prohibido el alcohol, inyectaba vodka con una jeringuilla en naranjas y mandarinas y se las comía durante las pausas. Cuando no estaba trabajando, era capaz de consumir una botella entera de vodka antes del mediodía. El alcahuete oficial de Hollywood, Scotty Bowers, escribió que le pedía chicas muy jóvenes, o que por lo menos lo parecieran, pero que la mitad de las veces estaba demasiado borracho para “cumplir” con ellas.
Su afición por las jovencitas le llevó ante los tribunales varias veces pero siempre fue absuelto por falta de pruebas. En una ocasión, se descubrió que la chica, que acudió al juicio vestida de colegiala, había mentido sobre su edad y en realidad era una prostituta contratada por la Mafia para chantajearle. Las otras sí eran menores.
Flynn también se acostaba con hombres. David Niven aseguraba haber rechazado firmemente sus proposiciones sexuales pero Marlene Dietrich -amante de Lily Damita, la primera esposa de Errol- contó que les había pillado juntos en la cama y que, cuando les preguntó si eran homosexuales, le contestaron que no pero que en esta vida hay que probarlo todo. Según sus biógrafos, Flynn también lo probó con Howard Hughes, Truman Capote, Tyrone Power, Ronald Reagan… Éste último le escribía apasionadas cartas de amor.
En 1957 protagonizó su último escándalo. Contrató a una chica de 15 años, Beverly Aadland, como secretaria y se la llevó a dar la vuelta al mundo (mientras su mujer y sus hijos se quedaban en casa). Beverly fue quien, dos años después, le encontró muerto en la cama. Tenía 50 años pero su salud era tan mala que aparentaba muchos más. Entre los portadores de su féretro figuraron el director Raoul Walsh y el actor Mickey Rooney. Se dice que sus amigos metieron seis botellas de whisky dentro del ataúd.
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