A K. le fracturaron la mandíbula a patadas. Perdió dos muelas. A patadas. Lo asaltaron cuatro tipos aquella madrugada aciaga de junio, en el 2009, y le arrebataron el teléfono móvil. Acababa de salir de una discoteca de Can Petit. Un sospechoso se sentó en el banquillo, acusado de robo con violencia y de lesiones, pero el tribunal que lo juzgó lo ha absuelto porque no cree probada su participación en el atraco con paliza.
La víctima es marroquí, y marroquí es el acusado. Eran las 4.30 de la madrugada del 13 de junio del 2009. K., a la sazón de 30 años, salía de una discoteca radicada en la calle de Tàrrega. Cuatro hombres se acercaron a él, llegaron a su altura y lo tiraron al suelo, y le quitaron el móvil Samsung que portaba. Y se ensañaron con él, propinándole patadas en la cara. El resultado lesivo: dos fracturas mandibulares y pérdida de dos piezas dentarias. Tardó en curar sesenta días y tuvieron que operarlo: le practicaron tratamiento quirúrgico para colocarle un dispositivo en la mandíbula. Material de osteosíntesis.
Para el tribunal, de la sección quinta de la Audiencia Provincial, resulta evidente que hubo robo y violencia, un ataque con las lesiones explicadas, si bien los magistrados consideran que "no hay trascendencia estética visible" en las secuelas. Y nada prueba que el acusado fuese uno de los autores de la paliza, por más que K. afirmara en el juicio que sí, que el procesado era uno de los atacantes. "La Sala no comparte esta seguridad", dice la sentencia, "y tiene dudas de la existencia de una confusión" en la identificación que hizo la víctima a la policía el 18 de julio de 2009.
La descripción
El agredido dijo conocer de antes al procesado y en la denuncia, presentada cinco días después de la paliza, ya explicó que a uno de los autores lo había visto en Ca n’Anglada. Los cuatro asaltantes, señaló, eran magrebíes.
Dio descripciones de dos de los sujetos, y ninguna de ellas concuerda con la del acusado, manifiesta el tribunal. Uno medía 1,80, más o menos, era de complexión normal y tenía unos 34 años; el otro era más alto, rozaba los dos metros, y era fuerte, de unos 30 años. El encausado "tiene una altura aproximada de 1,68 metros", recalca la resolución judicial, "con lo cual su físico es muy dispar al de los dos hombres" de que habló el agredido en su denuncia.
Aun teniendo en cuenta que tal descripción "podía ser no muy exacta" debido a los muchos golpes que el hombre sufrió en la cara, los datos ofrecidos sobre la altura son muy alejados de los referidos a la estatura del acusado, que, además, es de complexión "más bien pequeña".
Conclusión: absolución. El fiscal pedía diez años de prisión y el pago de 7.400 euros de indemnización, 4.000 por las lesiones y 3.400 por las secuelas.