El escritor y político británico Michael Dobbs -fue asesor de Margaret Thatcher- se inspiró en los personajes shakespearianos de Ricardo III y Yago para crear al protagonista de su novela "House of cards", la cual daría origen a una serie de la BBC de 1990 y a su actual "remake" americano producido por Netflix. Sin embargo, según las últimas encuestas, el personaje más popular es el femenino. Claire Underwood, la Primera Dama, que siguiendo con las comparaciones con Shakespeare podría ser una Lady Macbeth del siglo XXI, ha desplazado ya al presidente, interpretado por Kevin Spacey, como favorito de los espectadores.
Robin Wright aceptó el papel de Claire porque David Fincher, el productor, le prometió que le permitiría colaborar en los guiones. Con el tiempo, incluso ha dirigido siete episodios (otros directores han sido Fincher, Jodie Foster, John Dahl o Agnieszka Holland). No obstante, Wright era víctima de la discriminación sexista de Hollywood ya que, por ser mujer, cobraba menos que Spacey. Hace un par de meses, por fin consiguió arrancar a los productores la promesa de que en la próxima temporada, la quinta, le pagarían lo mismo que a él. Cada temporada cuesta a Netflix unos cien millones de dólares.
Fincher tuvo muy claro desde el principio que Kevin Spacey y Robin Wright tenían que ser Francis y Claire Underwood. El resto del elenco fue escogido a través de un cásting, salvo los sobrinos de Doug Stamper que fueron interpretados por los hijos de Michael Kelly, el actor que encarna a Stamper. Los secundarios Michael Gill y Jayne Atkinson, elegidos por ser poco conocidos, resultaron ser marido y mujer en la vida real aunque nadie del equipo lo sabía cuando les contrataron.
La serie se rueda en un antiguo almacén de la cadena de tiendas de ropa Macy’s. Allí se recrean el Despacho Oval, la casa de los protagonistas, el Congreso, las suites de los hoteles e incluso las secuencias en las que los personajes viajan en coche, todo ello con la ayuda de cromas, que es más barato que construir decorados. En un momento determinado, los productores se plantearon rodar unos episodios en la sede del Consejo de Seguridad de la ONU pero los rusos y los chinos lo vetaron, aunque Ban Ki-moon estaba dispuesto a dar su consentimiento siempre y cuando el rodaje se hiciera en un horario en el que no hubiera nadie, evidentemente.
Entre las curiosidades de la serie figura la aparición, en un capítulo de la tercera temporada, de dos de las componentes del grupo punk ruso Pussy Riot entre los manifestantes que protestan contra Viktor Petrov, el mandatario ruso de ficción. Petrov comparte iniciales con Vladimir Putin y algo más puesto que Putin tenía un hermano, fallecido en la adolescencia, llamado Viktor. El personaje está interpretado por el actor danés Lars Mikkelsen que también ha intervenido en "Borgen", otra serie sobre los entresijos del poder en las altas esferas.
Seguramente habrá algún político retirado entre los asesores de los guionistas aunque no ha trascendido ningún nombre. En cambio, sí se ha hecho pública la identidad del hacker Gregg Housh, a quien consultan sobre temas de piratería y ataques informáticos.