La subdirección de promoción de estudios de la entonces Escola Tècnica Superior d’Enginyeries Industrial i Aeronàutica de Terrassa (Etseiat) creó hace algún tiempo el programa INSPIRE con el objetivo de fomentar el espíritu creativo de los estudiantes de la escuela dando apoyo económico a proyectos tecnológicos extra académicos con grandes dosis de innovación y singularidad. Uno de estos proyectos es el Near Space Laboratory (NESLAB), cuyo objetivo es diseñar, construir y lanzar plataformas para realizar experimentos varios y actividades de observación de la Tierra y el Espacio mediante globos atmosféricos. Este año, los estudiantes que forman parte de este proyecto han conseguido grandes hitos como establecer su récord de altitud en 32 km, ganar el premio a la mejor foto en el concurso Global Space Balloon Challenge y colaborar con estudiantes de la prestigiosa Universidad de Harvard.
"Este proyecto lo fundaron hace unos seis años alumnos de la escuela que querían hacer algo más allá de las aulas", explica Marc Cortés, uno de los estudiantes que forman parte del proyecto. "Este grupo está dentro de un marco de trabajo de la UPC que se llama INSPIRE, con el que la universidad nos da herramientas, presupuesto y la ayuda puntual de profesores para que los alumnos investiguemos por nuestra cuenta porque está muy bien que te enseñen las ecuaciones de no sé qué pero en la vida real no estás haciendo ecuaciones todo el día. Ver cómo se aplica la ingeniería en la vida real es el objetivo de todos estos proyectos", cuenta Cortés.
La misión NESLAB cuenta con unos 15 alumnos y está dentro de un proyecto más grande que se llama UPC Space Program, en el que hay unos 50 estudiantes. Su campo de trabajo es la investigación aerospacial. "Lo que hacemos en el NESLAB es coger globos estratosféricos dotados de cámaras fotográficas y telemetría y enviarlos a la estratosfera. Estos globos pueden llegar a 30 km de altitud, el triple que un avión , y esto nos permite observar la curvatura de la Tierra. Además, las condiciones atmosféricas son más similares a las del Espacio y podemos tastear instrumentos que se utilizan en él", comenta Cortés.
Tras prototipos y ensayos, el proyecto final del NESLAB es el de un globo fabricado con látex que tiene 1,5 metros de diámetro, asciende con helio y lleva suspendido un módulo de treinta centímetros cúbicos, sujetado con cuerdas de hilo de carbono. Este cubo está equipado con cámaras para hacer fotos y vídeos y con tecnología avanzada, desarrollada también en la universidad para realizar experimentos en condiciones severas de presión y temperatura. Las cuatro cámaras que viajan dentro del módulo son las "ARR S 40 PRO", modelos que consumen menos energía que otras con mejores prestaciones. Los objetivos están programados por sus creadores para realizar una fotografía cada dos segundos, una cifra que se traduce en cuatro mil imágenes durante las dos horas que dura cada vuelo. Estas cámaras captan imágenes de 8 megapixeles y registran vídeos a 1080p/380fps.
"Todo nos lo guisamos y lo comemos los propios alumnos. La ayuda de los profesores es muy puntual", señala. "Compramos los globos y después hacemos todo el resto: la parte de seguimiento, de hacer experimentos, de cámaras y de procesar todos los datos", añade. "Es muy difícil, hay muchos problemas pero se aprende mucho", asegura el estudiante.
Retos y dificultades
"Tenemos que innovar cada día. Los globos los compramos pero la electrónica y la parte estructural la hacemos nosotros y la vamos mejorando", comenta. "Antes, en los lanzamientos, hacíamos el seguimiento de los globos sólo con radio pero llega un punto que la comunicación se pierde, por eso investigamos e incorporamos también la comunicación por satélite, con tecnología UPC, que es ahora nuestro sistema de telemetría primario", lo que les permite un mejor seguimiento del módulo para poder saber donde se encuentra en todo momento y recuperarlo una vez explota el globo de látex.
Cortés apunta también otras dificultades y retos con los que se encuentran. "Puedes tener un material muy bueno que aguante la temperatura muy bien y que proteja la electrónica muy bien pero debe tener también unos requerimientos estructurales porque va colgado de un globo. Si un día llueve no podemos hacer el lanzamiento. Y también hay dificultades técnicas porque podemos llegar a temperaturas de hasta 40 grados bajo cero y si la electrónica no está bien condicionada lo pierdes todo", explica.
Aunque depende del tipo de experimento y la altura a la que quieren llegar, muchos de los lanzamientos los hacen desde Seròs (Lleida) o Zaragoza. Han estado, pero, también en Arbeteta, un pueblo de Guadalajara. En cada lanzamiento hacen predicciones para saber de donde sale el globo y donde caerá, buscando que sea lejos de núcleos habitados y zonas de difícil acceso.
"Cuando queremos hacer un lanzamiento tenemos que pedir permiso a Aena. Se debe hacer siempre con luz del día. Nos levantamos muy temprano y nos desplazamos a Seròs o donde sea. Solemos lanzar el globo a las siete u ocho de la mañana y después lo vamos siguiendo con el coche a través del sistema de radio y el de satélite, que nos envía correos electrónicos con la posición GPS del globo y otros datos. Cuando cae el módulo, con paracaídas, lo recuperamos todo y miramos las imágenes", señala Cortés. Este próximo curso, el alumno seguirá estudiando en la UPC y colaborando con el proyecto NESLAB, que prevé hacer más lanzamientos para seguir experimentando y observando la Tierra y el Espacio.