Las plazas de Terrassa, como las de muchas otras ciudades europeas, están casi igual de repletas de personas mayores sin otro ánimo que el de descansar como de niños y jóvenes exprimiendo a tope los días.
La ciudad va envejeciendo rápidamente como consecuencia del descenso de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida. El 16,3% de los egarenses tiene más de 65 años. La relación entre personas mayores de 65 años y la población de hasta 14 años es cada vez más similar. La llamada tasa de envejecimiento es del 92,9% y no hace más que aumentar año tras año. Concretamente hay 35.185 personas que tienen 65 años o más y 37.893 que aún no han cumplido los 15 años. Dos franjas de edad tan dispares pero tan parecidas en número.
El concejal de Servicios Generales, Alfredo Vega, admite que este constante envejecimiento obligará a "adaptar los servicios de la ciudad" para cubrir necesidades y priorizar determinados equipamientos, como las residencias, para mantener a la gente mayor atendida. Ya se está notando el crecimiento de los servicios de tanatorio, comenta, lo que obligará a redimensionar la empresa municipal.
Además de que van envejeciendo las familias egarenses, también se va reduciendo la dimensión de estos núcleos familiares. Casi el 30% de los hogares está compuesto sólo por dos miembros. De hecho, la dimensión media de los domicilios de Terrassa es de 2,61 miembros. Los hogares unipersonales siguen aumentando. Este 2016 rozan el 25%.