Esta entrevista, por coherencia con el entrevistado y su tema, debería poderse leer tanto del principio al final -y de izquierda a derecha- como del final al principio -y de derecha a izquierda- ; esto es, que leída al revés fuera el mismo texto (pero ni el firmante tiene ese don ni ha encontrado app que se lo haga). Un texto palindrómico. Los palíndromos parecen una anécdota del lenguaje, pero hay quién se dedica a escribirlos, y tienen una literatura, y premios. Y la edición de este año, la sexta, del Premio Internacional de Literatura Palindrómica Rever, la ganó Joan Tomàs Sementé (Terrassa, 1960).
Organizado por el Club Palindromista Internacional (CPI), el certamen solicitaba en esta ocasión un palíndromo dedicado a Cervantes y otro a Shakespeare. “Ni Toboso dad, noble d. Alonso. !Amaos!, !No la del bondadoso botín”, escribió Joan Tomàs inspirándose en el autor de “El Quijote de la Mancha”, y el de “Hamlet” le hizo escribir “Rosa, Verá: El yerno lava sajones. Enojas a valón Rey Lear, !Evasor!”. “Es un mundo muy divertido, este de los palíndromos”, afirma Tomàs, abogado de profesión. El premio, dotado con un lote de libros de palíndromos, le fue otorgado en un acto celebrado el abril en Igualada.
¿Desde cuándo es un escritor de literatura palindrómica?
Hace aproximadamente un par de años descubrí “Movimiento Rever”, el blog de un magistral palindromista catalán llamado Pere Ruiz. A partir de ahí, conocí la existencia del Club Palindromista Internacional, cuya sede está en Catalunya y que, si bien el grueso de sus miembros son catalanes, también los tiene en toda España y en Europa y Sudamérica. Desde entonces me aficioné a la lectura y también a la creación de palíndromos.
¿Contaba con alguna experiencia literatura previa?
No soy escritor. Por desgracia, mis inquietudes creativas no se corresponden con el poco tiempo que tengo para desarrollarlas. Me gusta escribir y soy autor de diferentes cuentos cortos, microrrelatos y poemas, pero nunca he tenido suficiente tiempo ni paciencia para escribir una novela o para dedicarme en serio a la literatura. Y éste es precisamente el encanto de los palíndromos: te permiten canalizar tu creatividad sin un desgaste excesivo de tiempo y energía, además de hacerte disfrutar como un niño mientras los vas ideando y dando forma.
¿Cómo elabora los palíndromos?
Idear un palíndromo es una actividad fascinante. Como he dicho anteriormente, su propio proceso de creación ya es un disfrute para el autor, un auténtico pasatiempo. Se trata de jugar con las palabras, en su máxima expresión: encontrar las palabras justas, ordenarlas adecuadamente y darles un sentido en un sentido y el otro (y valga el doble sentido). Lo mejor de todo es que el palíndromo no está sometido a norma alguna que no sea únicamente la simetría. Sólo basta un poco de imaginación. Hay palíndromos que presentan una gran dificultad técnica; los hay que son impresionantes por su longitud; existen palíndromos cortos, pero llenos de ironía; y otros que representan escenas y situaciones tan absurdas que se leen con amplia sonrisa.
¿Qué se valora en un palíndromo?
La perfección técnica y la extensión, por una parte, y por otra el hecho de darle un sentido. Decir en palíndromo algo que haga gracia. En cuanto a la extensión, hay palíndromos espectaculares, incluso obras de teatro. Entre los autores hay profesores de matemáticas, ingenieros, músicos profesionales; en definitiva, gente a quién le gusta la creatividad, el ingenio y los juegos con las palabras.
¿Cómo fue lo de presentarse (y ganar) el Premio Internacional Rever?
El concurso es anual y está abierto a palindromistas de todo el mundo. Participan autores de toda España, y también de Colombia, de México, de Argentina, de Chile, de Guatemala, y llegan también palíndromos de residentes en París, Alemania o Estados Unidos. Decidí presentarme por primera vez en la edición de 2014, sin mucha convicción, pero tuve la agradable sorpresa de obtener una mención especial. Ello me animó a seguir escribiendo palíndromos y a participar en las siguientes ediciones, hasta ésta última, en la que los participantes tenían que presentar dos palíndromos simultáneamente: uno dedicado a Cervantes y otro dedicado a Shakespeare.
“Ni Toboso dad, noble D. Alonso. !Amaos!, !No, la del bondadoso Botín!”, es el palíndromo dedicado a Cervantes. ¿Nos lo explica?
Creé un palíndromo que hacía referencia al protagonista del “Quijote” y a la localidad más conocida de la novela, intentando, al mismo tiempo, que el lenguaje se asemejara al propio de la época. Para ello, utilicé el recurso del imperativo en segunda persona del plural.
Y del de Shakespeare: “Rosa, verá: el yerno lava sajones, enojas a valón rey Lear, !Evasor!”
Aparentemente es una oración sin mucho sentido, pero hay que leerla en clave más actualizada: en realidad el Rey no se llama Lear, aunque sí es Rey; tampoco es valón, por supuesto, sino más mediterráneo; el yerno es el yerno, aquí no hay claves. La palabra “lava” es un eufemismo de “blanquea” y finalmente, “sajones” es una deformación fonética de “fajones”, que pueden ser de billetes o a saber de qué.
¿Seguirá escribiendo palíndromos?
Sí. Es una parte menor de la literatura, si me apuras una chorrada, pero te lo pasas muy bien haciéndolos. He escrito muchos. Cuando ves que lo has encontrado, que se lee igual de derecha a izquierda que al revés, tienes una gran satisfacción. A veces a un palíndromo le doy muchas vueltas,porque me falta encontrarle el sentido.