En Terrassa no se registró el martes por la tarde un viento exagerado, pero sí un raro torbellino, una especie de vendaval súbito localizado en una esquina de Segle XX que se llevó por delante parte del tejado de una nave industrial. Al menos, esa parece la causa, según la información recogida por los servicios de emergencias, de los estragos que obligaron a intervenir a los bomberos y la Policía Municipal porque los cascotes de fibrocemento que salieron volando dañaron media docena de coches aparcados. Por fortuna, no alcanzaron a ninguna persona.
Ocurrió a las 5.10 de la tarde en la intersección de la calle de Joan Monpeó con la de Lepant, en la zona industrial de Segle XX. El sistema 112 fue alertado por un vecino del barrio que, desde la plaza de Segle XX, había visto cómo dos planchas de fibrocemento “salían volando” del tejado de una empresa. El 112 informó a los bomberos, que enviaron a dos dotaciones al sector, y a la Policía Municipal.
Los agentes cortaron el tráfico rodado en la confluencia de Joan Monpeó con Lepant, y en la calle del Tren de Baix, y el cierre de la circulación afectó al recorrido de la línea 8 de autobuses de Tmesa. Unos trabajadores se llevaban las manos a la cabeza al ver los efectos del desprendimiento en sus coches mientras una de las dotaciones de Bombers, con el camión escalera, subía al tejado de la nave dañada para sanear lo que quedaba de aquella cobertura maltrecha. Un automóvil presentaba en su luna delantera el resultado de un impacto semejante al de un mazazo certero. Los desperfectos eran diversos en otros coches. Según la policía, la cifra de vehículos con daños fue de seis. Una ambulancia del SEM permaneció de retén en la esquina, pero aquel extraño torbellino no había causado heridos y el personal sanitario no debía actuar.
Un “minitornado”
Las piezas caídas medían, en total, unos ocho metros cuadrados. Había trozos de fibrocemento alfombrando el suelo, pero también junto a las puertas de varias industrias, y en los techos de automóviles. Los bomberos las apilaron junto a bordillos. La nave afectada es la sede de una empresa de cosmética que había cerrado por vacaciones.
Miguel Parra, jefe de fabricación, vio truncado su descanso estival cuanco recibió la llamada que le alertaba de lo ocurrido. Asegura que el tejado no estaba en mal estado y que hace poco tiempo fue revisado por unos operarios que arreglaron unas goteras. El desprendimiento era difícil de explicar. Se había desencadenado durante unos segundos un “minitornado”, según indicaron testigos a los servicios de emergencias.
Los bomberos se marcharon a las siete de la tarde y la Policía Municipal, que elaboró actas de daños por las repercusiones en la industria y en los coches perjudicados, restableció la normalidad del tráfico en el sector a las 7.30.