En invierno de 1968, Pere Pi ganó el primer Campeonato de España de trial y lo hizo con un prototipo de la Montesa Trial 250, la primera pensada exclusivamente para esta disciplina, y fabricada en serie por la empresa, que fue presentada el mes de abril del año anterior, en el Salón del Automóbil de Barcelona. Desde hace unos días, un ejemplar de esta motocicleta pionera puede verse en el Museu de la Ciència i de la Tècnica de Catalunya (mNACTEC), que la ha incorporado a la Colección Pere Permanyer, y la exhibe en la exposición permanente "Viva Montesa".
"De la Montesa 250 Trial se fabricaron solo unas decenas de ejemplares, hecho que la convierte en una pieza muy apreciada por los coleccionistas", señalan fuentes del mNACTEC. En su libro "No tinc 200 anys, Les vivències de Pere Pi", el piloto señala que se produjeron únicamente cincuenta ejemplares, de los que se vendieron 44. El ejemplar que ha pasado a formar parte del museo ha sido cedido por la propia familia Permanyer.
Para la fabricación de la Montesa 250 Trial se aprovecharon algunos componentes procedentes de otros modelos, y se diseñaron algunos de nuevos (el asiento, el tubo de escape, el depósito). Esta motocicleta pionera pronto quedó superada por la Montesa Cota 247, lanzada en mayo de 1968, y que fue la respuesta de esta empresa a la Sherpa T, el modelo para trial que Bultaco había puesto en circulación en 1965.
La exposición "Viva Montesa" del mNACTEC presenta un recorrido por la historia de esta marca catalana,desde sus inicios en 1945, a través de 68 motocicletas, tres bicicletas y dos motores, acompañados de vídeos e imágenes emblemáticas. Está dividida en cinco ámbitos, dedicados a los inicios de la empresa (hasta 1951): las etapas marcadas por los modelos Brio (1952-1961) y Impala (1961-1969); "Fuera de la carretera" (1968-1985), y un apartado final sobre la formación de la Colección Pere Permanyer.