"Llama a la policía", imploró aquel hombre que tenía medio cuerpo dentro del local, y medio fuera, y que no se podía mover porque la persiana que había forzado, levantándola y sujetándola con unos sostenes de mujer, lo tenía inmovilizado. "Llama a la policía", suplicó. La destinataria de la petición era la mujer que lo había descubierto de tal guisa, el viernes por la mañana. La destinataria era la trabajadora del establecimiento asaltado (a medias), una panadería situada en el barrio del Pla del Bon Aire.
Eran las 6.40 de la mañana. La mujer llegaba a su puesto de trabajo, a abrir al establecimiento, cuando vio algo, un cuerpo quizás, tendido junto a la puerta del local. Se acercó un poco más, en alerta. Como hay instalados andamios en ese bloque del Bon Aire, pensó la trabajadora que posiblemente un transeúnte se había golpeado contra una de las barras y se había desplomado fruto del impacto.
Un paso más, otro. La testigo vislumbró unas piernas y oyó una voz lastimera del dueño de aquellas extremidades inferiores que se movían en un esfuerzo tan ímprobo como baldío. Ayuda, ayuda, dijo el hombre, que sintió el cielo abierto con la llegada de alguien. Ay, ay, se le oyó balbucear.
Ella no podía prestar el auxilio requerido y así se lo dijo al afectado: "no te puedo ayudar".
Lo primero era lo primero. Pues llama a la policía, dijo el atrapado. Y así obró la trabajadora: agarró el teléfono móvil y pulsó el 092. Y explicó a quien contestó qué estaba pasando allí, dio los datos primordiales, afirmó que una persona estaba aprisionada por una persiana.
Un agente de la Policía Municipal llegó a la panadería poco después y constató que el relato, por alucinante que pareciese, era cierto: vio un hombre tendido en el suelo, con la mitad superior de su cuerpo dentro del establecimiento, con las piernas fuera.
Los bomberos
Había que llamar a los bomberos, y la policía los llamó. Una dotación del parque de Bombers se presentó en el escenario de aquel hallazgo. Entre unos y otros pudieron sacar al hombre del atolladero. Según los indicios, el sospechoso había levantado la reja protectora del local sacándola de su guía inferior y había usado un sujetador, que ató por un extremo a la persiana y por el otro, a un andamio, para que la reja se mantuviese en alto.
Pero la cosa no funcionó como esperaba. Una vez liberado, la Policía Municipal detuvo al individuo como presunto autor de un delito de robo con fuerza, en grado de tentativa. Los guardias lo trasladaron primero a Mútua Terrassa, pues tenía las piernas lastimadas, y luego a la Jefatura.