Cuando el coche huido se paró, a la fuerza, tras dar con un bordillo, los agentes que lo perseguían vieron que dentro viajaba una menor de 15 años acompañando al conductor. Y el conductor dio positivo en las pruebas de alcoholemia. Ocurrió el jueves en el polígono industrial de Santa Margarida.
Iba una dotación de la Policía Municipal por la calle del Llobregat, en tareas de seguridad ciudadana, a las 00.05 horas. Un vehículo aceleró, con brusquedad, cuando el conductor observó la proximidad del coche patrulla y lo que hizo fue llamar precisamente la atención de los guardias, que iniciaron una persecución y dieron aviso a la sala de comunicaciones de la Jefatura. Otra unidad salió hacia el polígono de Santa Margarida para reforzar la persecución.
El coche fugitivo, un Seat León de color negro, acabó estrellándose contra una acera. El conductor perdió el control del vehículo. Varios agentes se dirigieron al tipo, miraron dentro del automóvil y vieron que el conductor iba acompañado de una muchacha; era una menor, de 15 años, que fue trasladada a la central para entregarla después a sus tutores legales.
Las denuncias
Otros agentes instaron al conductor a realizar las pruebas de alcoholemia. La primera dio un resultado de 0,43 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. La segunda, una tasa de 0,37 miligramos. Los niveles no eran constitutivos de delito, pero el individuo fue denunciado por vía administrativa por dos motivos: por manejar el coche bajo los efectos del alcohol y por circular de madera temeraria. El turismo, inmovilizado a causa del accidente, fue estacionado correctamente por Egarvia en la zona.
Ayer un conductor arrojó niveles de alcoholemia que multiplicaron por cuatro, y algo más, los límites. Fue de madrugada, en la calle de Francesc Oller. Su vehículo estaba aparcado frente a un garaje, casi en mitad de la calle. Unos guardias hicieron las pruebas al individuo y lo acabaron imputando tras conocer los resultados de los tests: 1,12 miligramos en uno y 1,10 en otro.