Se llama Laura López, pero muchos la conocen como Laura Ponts, localidad en la que vive. Tiene 28 años y trabaja durante todo el día como charcutera en el negocio de su familia. Durante la pausa para comer, pero, aprovecha para cocinar y fotografiar sus platos, consiguiendo espectaculares imágenes que más tarde sube a Instagram. Es una de las Food Stylist más populares de España. Hace fotos para el restaurante Can Jubany y colabora con cada vez más marcas, atraídas por sus fotos y popularidad. Aun así, hace tan sólo tres años, Laura no tenía Instagram ya que le perecía "una tontería". Fueron sus amigos quienes le enseñaron la aplicación. Hace poco más de un año, empezaron las colaboraciones con marcas y campañas. Al principio, Laura ni tan siquiera sabía que podía cobrar por sus fotos.
Esta catalana ha alcanzado la fama en Instagram en un período de tiempo relativamente corto. Con el nivel de popularidad y los seguidores que tiene actualmente, otros habrían decidido vivir tan sólo de Instagram pero Laura sigue trabajando en la charcutería familiar y aprovecha el tiempo libre del mediodía para hacer las fotos. Cada día prepara dos o tres fotos, algunas para esa misma semana, otras para más adelante. Y es que detrás de sus apetitosos bodegones hay mucho trabajo y logística para organizar no sólo las fotos, sino también su publicación.
Toma las instantáneas con el teléfono (un iPhone 6). Lo suele hacer en el suelo, en la terraza y siempre al mediodía, para conseguir una bonita luz natural. Intenta que los platos que retrata sean tanto bonitos como buenos, pero a veces prima lo primero. Del mismo modo, asegura que hay comida muy rica pero difícil de que parezca apetecible en una foto.
Cuelga tres imágenes al día en su cuenta de Instagram (@lauraponts), a la hora del desayuno, de la comida y de la cena, lo que supone subir más de mil fotos al año. Utiliza muy pocos filtros para no alterar el color natural de los alimentos y tras hacer las fotos, guarda toda la comida que puede en tupers y botes para comérsela después.
Su estilo es romántico, vintage y, a veces, un poco kitsch. Apuesta por cubertería doradas, platos con cenefas… pero siempre busca la naturalidad y la autenticidad. Le gusta jugar con distintos fondos: sábanas, madera, pizarras… cualquier material que tenga en casa puede servir, combinado adecuadamente.
A principios de año, publicó su primer libro, "Arte Foodie" (Libros Cúpula), donde comparte sus mejores fotos, recetas, consejos y su historia. "Me gusta comer bien y soy una amante de todo lo relacionado con la gastronomía desde muy pequeña. De niña, el mejor regalo que me podían hacer era llevarme a comer a un restaurante y mis juguetes eran sartenes, platos y cazuelas. Mis dos pasiones son la gastronomía y la fotografía, y vuelco toda mi creatividad en componer las fotos que cada día subo a esta plataforma. No tengo un estudio fotográfico, me apaño con lo que tengo en la cocina de casa, y el negocio familiar me deja poco tiempo, pero mi reto es aprender, mejorar y ofrecer a mis seguidores fotografías seductoras y atractivas que abran el apetito", asegura esta exitosa instagramer.