Iban en moto, dice una víctima. Otra lo corrobora. No se sabe a ciencia cierta si los mismos ladrones están detrás de una inusual oleada de robos con fuerza perpetrada el lunes, pero los indicios apuntan a que varios de los asaltos sí fueron cometidos por los mismos sujetos: dos ladrones que se movían en moto para "picar" de un sitio a otro. Siete locales comerciales u oficinas, cuando menos, sufrieron asaltos en pocas horas, el lunes de madrugada, en Terrassa.
Se sospecha que la sorprendente razia delictiva se inició en un establecimiento para deportistas, un local de "fitness" ubicado en la calle de Volta, en Ca n’Aurell. A eso de las dos de la madrugada se activó la alarma y un vecino oyó el estrépito de cristales. Unos delincuentes habían golpeado la puerta, seguramente con una maza, para irrumpir en el establecimiento. Robaron material, dinero, artículos de electrónica, y se marcharon.
El siguiente objetivo no estaba muy lejos: era una tienda de colchones radicada en la Rambla d’Ègara, a poca distancia del Centre Cultural. Los malhechores llegaron en motocicleta, según la información conocida, y se liaron a mazazos contra la puerta de vidrio, hasta que la hicieron añicos. Se introdujeron en el comercio, pero no llegaron a sustraer nada. "Ni un cojín", señaló poco después una responsable del establecimiento. Sí apagaron la instalación eléctrica y tiraron al suelo un ordenador.
Más hechos: a las 2.55 de la madrugada saltó la alarma en un comercio de recambios de electrodomésticos ubicado en Sant Pere, en la calle de Bartomeu Amat. Según testigos, el conductor de la moto hizo todo el ruido posible con el vehículo mientras su compinche forzaba la puerta. Los saqueadores no reventaron el vidrio, empeño que les hubiera resultado costoso dado el grosor de seguridad, sino que usaron una herramienta para hacer palanca en la puerta.
Cristal agrietado
Agrietaron, eso sí, el cristal, e irrumpieron en el local. Cayeron al suelo un estante y material diverso, a lo mejor golpeados por la puerta al abrirla el delincuente, o por el propio asaltante en su irrupción. Los asaltantes no se llevaron botín alguno, puede que por la premura en la huida. Se largaron en moto, tal como habían llegado.
Hubo otro asalto, en una pizzería del Camp del Roure, y otro más, en una agencia de seguros situada en la calle del Doctor Aymerich i Gilabertó (Ca n’Anglada). Que se sepa, se cometieron otros dos robos en esa secuencia frenética de madrugada: uno en una bollería de la Rambla de Francesc Macià (Sant Pere Nord) y otro en un establecimiento de la carretera de Olesa.