La lista de las infraestructuras pendientes en el territorio la completan tres proyectos que dependen de los presupuestos autonómicos y que en este momento buscan su encaje en las cuentas prorrogadas de la Generalitat.
El más trascendente para la movilidad es la ampliación de la autopista C-58, que el conseller Josep Rull ha anunciado que abordará por tramos. El primero -ampliación del tronco central a tres carriles a partir de Terrassa polígonos en dirección Barcelona- está en fase de redacción y debería estar listo para iniciar obras a principios de 2017.
El conseller Rull ha manifestado su voluntad de que los tres tramos previstos -al de Terrassa se suman dos carriles nuevos para enlazar con la AP-7 y, en sentido Manresa, una calzada lateral de acceso a los polígonos de Can Parellada- estén operativos cuando el tramo Olesa-Viladecavalls del IV Cinturó entre en funcionamiento.
En paralelo, dos obras esperan hacerse un hueco en los presupuestos prorrogados. Por un lado, la reparación de las grietas y fisuras detectadas en los pilares sobre los que se apoya el viaducto de la autopista C-58, a la altura de la riera del Palau. La Generalitat asegura que la lesión en las columnas no entraña riesgo para la infraestructura.
Por otro, la reparación del escurridizo talud del vial de acceso a la carretera de Martorell desde la C-16. La obra se ha acometido en varias ocasiones sin éxito.