El recuerdo y el aprecio del sacerdote Francesc Cima i Garrigó (Blancafortg, 1922-Terrassa, 2000; terrassense desde 1959) sigue muy vivo en la ciudad. A Emili Marlès, presidente de la Fundació Casal del Roser de Gisclareny, que trabaja por el mantenimiento y la difusión de su obra, le impactó, al trasladarse a Terrassa, hace nueve años, encontrarse con gente que, al confesarse, le comentaba “mosén Cima me decía tal cosa”. Para el obispo de Terrassa, Josep Àngel Saiz Meneses, en la diócesis “tenemos dos referentes: el doctor Josep Guardiet, rector de Rubí, mártir de la Guerra Civil, y mosén Cima, confesor, también es un referente importante para nuestros sacerdotes”.
Textos diversos
La pervivencia de Francesc Cima quedó patente el sábado, cuando tantas personas como para casi llenar la sala capitular del Sant Esperit desafiaron el aguacero que cayó sobre Terrassa a media tarde para asistir a la presentación del libro “Miscel·lània de Mossèn Francesc Cima i Garrigó”. “Después de la tempestad ha llegado la paz, la calma”, abrió el obispo, y con el cielo regresando rápidamente al azul se desarrolló este acto motivado por el quinto volumen con el nombre de Francesc Cima en su portada. Los cuatro anteriores, publicados entre 1990 y 2000, los escribió él para recoger sus experiencias con los jóvenes. Éste presenta unos cincuenta textos, escritos por algunas personas que lo trataron y colaboraron con él, y también por otras que han sabido de mosén Cima mediante sus libros y la casa de colonias que impulsó en Gisclareny.
“Podríamos acabar diciendo que era un gran hombre y un gran sacerdote”, dijo Joan Enric Jarque, también sacerdote y amigo que fue de Cima, “tanto una cosa como la otra de manera peculiar”. De los muchos aspectos de su personalidad, destacó tres. El gusto por los chistes, “era imposible contarle uno de nuevo, se los sabía todos.”El pozo de sabiduría que era, “y que te comunicaba sin hacerse pesado. De Terrassa a Gisclareny, iba leyendo las matrículas de los coches para ver si eran números primos, y te ponía problemas de álgebra. Me enseñó a clavar un listón para montar un cuadro, me explicó porque las primeras flores que salen son las de color amarillo. Era un hombre lleno de conocimientos, inteligente, con la inquietud del saber, sobre todo ciencias naturales”.
El tercer aspecto, su carácter abierto y acogedor. “Fue un gran sacerdote, que no hizo carrera. Fue vicario pero no rector, no tenía parroquia, él era una ‘parroquia'”.
En representación de aquellos niños que mosén Cima se llevaba de colonias habló su sobrina Teresa Cima, de 69 años. Era una adolescente cuando su tío “el mossén” vino a Terrassa, “y de ese Dios tan grande que nos habían explicado, y que lo es, nos dijo que ‘es tu amigo’, nos lo hizo pequeño y nos dio una intimidad”. Después vinieron las colonias, “extraordinarias, en una época en que la mayoría de niños y niñas de Terrassa no salíamos demasiado de vacaciones. Mis recuerdos fuertes son de Viladoms, donde pasé a ser dirigente. A las colonías marchábamos de Terrassa cantando y eran una alegría contínua”.
En esas colonías se organizaba un festival de canción. Teresa Cima lo ganó un año, con una canción que aún recuerda. “Para que os deis cuenta de lo que sentíamos allí, entonces,las niñas de 13 años”, la cantó, y ante los sorprendidos asistentes entonó “quan ens va tot malament, ell és l’amic més excel·lent”.
Vicenç Vila fue uno de los jóvenes que llevaban la pastoral del Número Cinc, el grupo de jóvenes fundado en el Sant Esperit por Cima, a quién definió como “un gran amigo de Jesús, que cultivaba esta amistad sobre todo con la pregaria. Por la noche, rezaba hasta que se dormía. Vivía su fe con una gran alegría y sentido del humor. No hacía proselitismo, sólo transmitía lo que vivía, y tenía interés en compartir la experiencia de esta amistad con Jesús. El gran regalo de mosén Francesc Cima a los jóvenes es habernos dado la oportunidad de tener ese amigo que es Jesús”.
En representación de las personas jóvenes que no conocieron a Cima pero se interesan ahora por él habló Assumpta Ginebra. “Lo tengo muy cercano, por Gisclareny y los libros, muy sencillos pero que hablan de cosas muy profundas”. Y Gisclareny “es fantástico, un entorno maravilloso, tiene algo especial. Cuando viene gente nueva al Número Cinc, es que tengo ganas de ir a Gisclareny. Mosén Cima sigue pasando por muchas vidas de gente que no le conoció, haciendo el bien, y esto es lo más bonito de todo”.
LOS DATOS
Libro: “Miscel·lània de Mossèn Francesc Cima i Garrigó”
Autores: Varios
Editorial: Fundació Casal del Roser de Gisclareny