Patos alzando el vuelo en solitario o revoloteando en grupo; ranas que croan de día y también de noche; una polla de agua observando el paisaje, de vegetación abundante; y hasta una tortuga que avanza, lenta, hacia un estanque. Ésta bien podría ser la descripción de cualquier lejano e idílico paraíso natural, de no tratarse porque tales escenas pueden contemplarse al sur de La Cogullada. Y porque esas estampas nada tienen de bucólicas, ya que todos estos animales merodean en aguas que, cuando las lluvias no lo remedian, suelen tener un aspecto mucho más putrefacto que cristalino.
“Hace ya unas semanas que con el calor volvemos a sentir malos olores procedentes de la riera. Y en casa tenemos otra vez mosquitos que nos llegan desde allí. Hoy, a las cinco de la madrugada, nos hemos despertado porque ya había alguno en la habitación”, explica Ana María García, una vecina de 42 años que vive en la calle de Navas de Tolosa con Lavoisier. El dormitorio del piso de esta terrassense da justo en frente del tramo de la riera del Palau que cada año, cuando suben las temperaturas (según explican los vecinos), suele desprender hedor. Una sensación desagradable que ha vuelto a ser perceptible en estos días preveraniegos.
Problema
El mal olor proviene de una zona donde las aguas estancadas se acumulan justo allí donde el cauce de la riera deja de estar pavimentado y recupera su suelo natural, el de tierra. Esta parte comienza en la intersección entre las calles de Navas de Tolosa, Lavoisier y la avenida de Joaquim de Sagrera, y se orienta hacia el sur. Es decir, en dirección a los Juzgados. Es un espacio en el que la flora y la fauna cobran sorprendentemente vida pese al desaliño habitual que presenta el ambiente.
“Llevo catorce años viviendo aquí y cuando llega el calor siempre tenemos el mismo problema, la peste y los mosquitos. El verano pasado hasta me tuve que aplicar cortisona en las picaduras de lo grandes que eran”, explica Ana María. Javier López , uno de sus vecinos, cuenta que en su casa optaron hace ya bastantes años por colocar mosquiteras en las ventanas. “Pero no podemos evitar que entren malos olores en el piso,” comenta Javier. “Yo pienso que la riera debería estar pavimentada. Al menos hasta el edificio de los Juzgados, y así los vecinos evitaríamos todas estas molestias”, dice. Otra vecina es Carmen Mazo, de 68 años, que vive en la calle de Navas de Tolosa, número 208, y explica que el hedor ya ha vuelto desde hace unas semanas y se cuela por su cocina.
Iniciativa
El presidente de la A VV de La Cogullada, Gregorio Ramírez, afirma que buscar una solución al olor desagradable que suele causar la riera en verano es una reivindicación histórica del barrio. “Casi ya tenemos asumido que cuando llega esta época del año los vecinos lo sufrirán -comenta-. Es un problema que casi damos por perdido, porque el Ayuntamiento dice que es el Aca quien debe limpiar las rieras y el Aca dice que este trabajo corresponde el Ayuntamiento -opina Gregorio-. Y las consecuencias de que las rieras estén sucias las pagan quienes viven cerca de ellas.”
Ramírez se refiere al contencioso judicial que permanece abierto entre la Agència Catalana de l’Aigua (Aca), un organismo de la Generalitat, y el Consistorio de Terrassa acerca de qué administración debe hacerse cargo del mantenimiento de los cauces de las rieras que transcurren por la ciudad.
Precisamente, el estado de suciedad que presenta la riera del Palau -no solo en el tramo sin asfaltar próximo a los Juzgados, sino también hacia el norte de Terrassa- ha propiciado la reacción de las asociaciones de vecinos de los barrios que atraviesa la canalización. Así, de sur a norte, las A VV de La Cogullada, La Maurina, Can Boada del Pi, Grups de Gibraltar-Lluís Companys, Poble Nou-Zona Esportiva y Can Roca han reactivado un grupo de trabajo que estaba en “stand-by” desde hace unos años.
Es la reconstituida Comisión de la Riera del Palau y la Ronda de Ponent, que ha vuelto a ponerse en marcha a fin de presionar a las administraciones para lograr una mayor limpieza del canal. “El estado de la riera desde el puente de la avenida del Abat Marcet hasta La Cogullada es impresentable por la cantidad de residuos que hay”, afirma Jaume Pavía, secretario de la A VV del Poble Nou-Zona Esportiva y miembro de la comisión.
En un recorrido a pie, de sur a norte (es decir, partiendo del área de detrás del edificio de los Juzgados, en el barrio de La Cogullada, y llegando hasta Can Boada del Pi), en la riera del Palau podían hallarse a simple vista la semana pasada deshechos tan sorprendentes como una mopa, un monopatín, una moto infantil, una valla amarilla de las que a veces se colocan en las calles para cortar el tráfico, el respaldo de lo que un día debió ser un cómodo sillón, un neumático, una bamba y hasta un par de destartaladas maletas de viaje, sin contar bolsas, latas y papeles.
Desde el Ayuntamiento indican que, ante las quejas recibidas, técnicos municipales inspeccionarán hoy la zona de la riera del Palau en La Cogullada que se ve afectada por los malos olores para determinar cuál es la causa del problema. En este sentido, el gobierno local ha impulsado durante este mandato varias actuaciones de limpieza en las rieras, tanto en la del Palau como en les Arenes.
Entre el conjunto de trabajos realizados ha habido tanto intervenciones directas como tareas de limpieza desarrolladas a través de diversos planes de ocupación que se han llevado a cabo entre 2015 y el primer semestre de 2016.