Durante el año pasado se contabilizaron en la ciudad 1.890 accidentes de tráfico, 63 más que en 2014. La siniestralidad registra un leve repunte que, sin embargo, no se traduce en un aumento de las víctimas, que en los últimos meses han disminuido en la ciudad.
Así lo refleja la memoria 2015 de la Policía Municipal de Terrassa, presentada el lunes al Consell Municipal de Seguretat. El documento supone una buena noticia para la ciudad, donde el año pasado se registraron 949 víctimas de tráfico, un 1,45% menos que en ejercicio anterior.
El cómputo global de personas lesionadas al accidentarse disminuye, a pesar de lo cual la cifra de heridos graves aumenta. Durante el año pasado, 49 personas fueron atendidas en los hospitales de la ciudad con lesiones de consideración tras sufrir un accidente.
El balance de víctimas mortales apenas varía. Cuatro egarenses perdieron la vida el año pasado, uno menos que en el mismo periodo de 2014, cuando las víctimas mortales fueron 5.
29 mil intervenciones
Los indicadores de actividad de la Policía Municipal revelan que los agentes realizaron una media de 80 intervenciones diarias el año pasado en la ciudad. En total, 29.093.
La actividad sancionadora fue algo más discreta, según revela la memoria policial. La policía local impuso cerca de 32 mil multas de tráfico, la mayoría de ellas por exceso de velocidad. Las imprudencias al volante y los abusos al pisar el acelerador siguen estando detrás de la mayoría de los accidentes que se registran en entornos urbanos como el de Terrassa.
Durante el año pasado la policía pisó el freno en la imposición de multas de tráfico. Se tramitaron un 28% menos que el año anterior. La reducción más significativa corresponde precisamente a las sanciones por exceso de velocidad. Se extendieron 12.237, 5.500 menos que en ejercicio anterior. El número de sanciones por no respetar la señalización cayó a la mitad (10.110, 5.702 menos).
Algunas imprudencias como circular sin cinturón de seguridad siguen en aumento. Durante 2015, la policía sorprendió a 800 conductores y ocupantes sin la sujeción ajustada. El número de multas por no ir sujeto se disparó el año pasado -casi 200 más- y también las sanciones de tráfico relacionadas con un exceso de ruido por parte de coches, motos o camiones.
En el ámbito del civismo, la Policía Muncipal tramitó prácticamente mil denuncias por incumplimiento de las ordenanzas municipales, un 7,62 por ciento más que el ejercicio anterior. Las actitudes incívicas en la vía pública fueron las más sancionadas, concretamente la mitad del total de las multas impuestas.
En un porcentaje menor, los agentes han tramitado expdientes sancionadores por exceso de ruido en domicilios, instalaciones o en la vía pública. Le siguen las sanciones por la utilización incorrecta de los contenedores de residuos o de los sacos de obra colocados en la vía pública. La venta ambulante no autorizada también ocupa un lugar en la estadística policial.
La memoria de la guardia urbana también hace balance de las agresiones por violencia de género registradas en la ciudad, donde los ataques en el ámbito familiar obligaron a los agentes uniformados a intervenir en un total de 134 ocasiones.
Los casos de violencia en el entorno más próximo no remiten. Las agresiones contra la mujer siguen protagonizando las estadísticas policiales -108 casos entre enero y diciembre del año pasado-. Mientras, otras formas de agresión como las desatadas entre padres e hijos, hermanos o a personas de la tercera edad forman parte ya del dramático parte de incidencias.
El año pasado se registraron 26 intervenciones de este tipo en la ciudad, donde la violencia en el entorno familiar es un fenómeno creciente que tiene en alerta a las autoridades sociales y policiales.
En este momento hay 429 personas en Terrassa sometidas a una orden de alejamiento y otra cifra mucho más elevada de adultos y niños que temen las consecuencias de un quebrantamiento de esa condena por parte de su agresor. Un miedo completamente fundado.
Según revela el listado de intervenciones policiales, el año pasado al menos en 25 ocasiones los agresores incumplieron la obligación legal de permanecer a distancia de sus víctimas.