El largo serial que ha acompañado la historia del edificio propiedad del Incasol en el Pla del Bon Aire toca a su fin. La junta de gobierno del Ayuntamiento de Terrassa ha aprobado definitivamente un acuerdo de permuta gracias al cual la administración municipal pasa a ser titular del equipamiento, y a cambio le cede al Incasol una pastilla de suelo edificable en la calle Pi i Margall.
El Ayuntamiento pasa por lo tanto a ser titular de un edificio de 2.600 metros cuadrados que ha pasado por mil vicisitudes en las últimas décadas, aunque la mayor parte del tiempo ha sido un inmueble en desuso y marcado por el deterioro.
La construcción, que cuenta con un subterráneo de 1.1453 m2 y una planta baja de 900 metros cuadrados dispuesta en 4 locales y un patio, ha sido valorado en 997.393 mil euros. Una tasación muy cercana a los 996.266 euros en que ha sido evaluado el solar municipal de Ca N’Aurell que ahora pasa a manos del Incasol.
Se trata de una pastilla de 740 m2 situada en el extremo norte del barrio, dentro del perímetro del Vapor Cortés. El solar es municipal y se encuentra en la confluencia de la calle de Pi i Margall, números 219-223, con Ausias Marc, justo frente a la Escola França.
En ese punto, el Incasol pasa a ser propietario de un terreno con un techo edificable de 2.945 metros cuadrados y un máximo de 37 viviendas de renta libre. La adquisición permitirá al instituto autonómico reactivar su política de construcción de vivienda pública en la ciudad, donde lleva años sin edificar.
La aprobación definitiva del expediente de permuta pone fin a una larga historia de desencuentros entre administraciones. En diversas ocasiones, el Ayuntamiento socialista de Terrassa había reclamado a la Generalitat de CiU la adecuación del edificio del Pla del Bon Aire y denunciado que permaneciera vacío en una ciudad falta de equipamientos.
La pelota la devolvía en 2007 el entonces portavoz municipal de CiU, Josep Rull, que desde la ciudad acusaba al Govern tripartito (PSC-ICV-ERC) de no controlar ni cuidar su patrimonio. En aquel momento el edificio ya acumulaba 15 años de inactividad.
Disputas aparte, el acuerdo de permuta lo ha impulsado finalmente el Ayuntamiento de Terrassa, que tiempo atrás manifestó al Incasol su interés por adquirir el edificio del Bon Aire. A raíz de esa propuesta, las administraciones firmaron un convenio en 2012 que contemplaba la adquisición del inmueble por la vía del trueque. Ese acuerdo ha sido rubricado ahora por el gobierno municipal,
La biblioteca del distrito V
En el momento en que se ejecute la permuta y las administraciones intercambien patrimonio, el Ayuntamiento de Terrassa pasará a tener en propiedad uno de los edificios que más candidatos a tenido a ser ocupado.
“La voluntad es darle una utilidad cuanto antes”, manifiesta el teniente de alcalde de Territorio y Sostenibilidad, Marc Armengol.
En este momento la utilidad de la planta baja del edificio está en estudio. La administración valora la posibilidad de destinarla a equipamiento público o bien cederla a una entidad que necesite un local donde desarrollar sus actividades.
“Lo que queremos es que se le de un uso intensivo al edificio”, explica Armengol, que preferiría “no fragmentar el espacio. Lo óptimo sería que albergara una sola actividad”.
En ese sentido, Territorio y Sostenibilidad ha valorado la posibilidad de ubicar la biblioteca del distrito V. “Es el único que carece de este servicio, ya que solo cuenta con un punto de lectura en el CNT”, explica Armengol.
El teniente de alcalde admite, sin embargo, que el proyecto se enfrenta a un handicap importante. El edificio del Incasol está situado en el extremo norte del distrito, muy alejado de buena parte de los vecinos del sector, y relativamente cerca de la biblioteca del distrito VI.
Sea como fuere, el edificio permutado necesitará de una rehabilitación para que pueda ser ocupado y su adecuación no está contemplada en el presupuesto de 2016. Eso implica que, de ejecutarse, sería en ejercicios posteriores.
Marc Armengol cree que “lo ideal sería poder adecentarlo y dotarlo de actividad este mismo mandato”. El gobierno valorará incluir las obras en futuros presupuestos, aunque “si una entidad muestra interés y dispone de recursos para afrontar la rehabilitación nosotros estaríamos encantados”.
Para el subterráneo del edificio tampoco hay una decisión en firme aunque se va a explorar la posibilidad de que albergue el almacén de alimentación seca del Rebost de Terrassa.
La entidad tiene sede en la calle de Maria Mazzarello, donde dispone de un espacio logístico que funciona como almacén de seco y que cuenta con neveras habilitadas para la alimentación fresca. En momentos punta, coincidiendo con las entregas de alimentación procedentes de la Unión Europea o bien la campaña del Gran Recapte, el Rebost necesita un espacio alternativo donde situar los víveres para su clasificación y posterior entrega. En este momento utiliza las instalaciones de Fira de Terrassa en el Passeig del 22 de Juliol.