El conseller de Salut, Antoni Comín, dio a conocer los primeros datos sobre el plan de reequilibrio financiero en que su departamento trabaja para mejorar la deteriorada economía del Consorci Sanitari de Terrassa (CST). El responsable de Salud anunció una inversión adicional de 5,7 millones de euros para tratar de reflotar los números del ente egarense, que arrastra unas pérdidas históricas de 35 millones, con un déficit que solo el año pasado alcanzó los cinco millones de euros.
Comín reveló sus planes para el CST (el organismo que gestiona el Hospital de Terrassa, a parte de varios CAP) durante la visita que hizo a la ciudad. En concreto, al propio Hospital de Terrassa, donde le recibió el alcalde Ballart, la concejal de Salud, Maruja Rambla, además de los máximos responsables del Consorci.
En el vestíbulo del centro sanitario, Comín desgranó de dónde saldrán los 5,7 millones de euros más que la Generalitat aportará al hospital público egarense. Una partida de un millón de euros procederá del hecho de que el Servei Català de la Salut (CatSalut) contratará este año una mayor actividad sanitaria en el CST. De esta manera, el Departament consolida la contratación extra de actividad en el Consorci que ya llevó a cabo en 2015, y que el año pasado representó una inversión adicional de 3,5 millones.
El conseller también se refirió a las pérdidas históricas que acumula el CST desde que se creara en 1988. Y lo hizo para anunciar que la Generalitat, “dentro de sus posibilidades presupuestarias”, aportará 2,2 millones de euros al Consorci Sanitari de Terrassa para absorber una parte del déficit histórico que acarrea.
Reordenación
La inversión por parte del Govern de un millón de euros para que haya más actividad sanitaria en el Hospital de Terrassa, junto con los 2,2 millones destinados a reparar una parte de la deuda histórica, suman un total de 3,2 millones de euros para el Consorci. ¿De dónde saldrán los 2,5 millones restantes hasta llegar a los 5,7 millones de inversión extra anunciados?
La respuesta hay que buscarla en el proceso de desprivatización de la sanidad catalana en que trabaja Comín (exPSC, y hoy conseller de Junts pel Sí) desde poco tiempo después de asumir su cargo en el Ejecutivo. Este proceso dejará fuera del sistema sanitario catalán de utilización pública (Siscat) a dos hospitales privados, con ánimo de lucro, de nuestra comarca, como son la Clínica del Vallès de Sabadell y el Hospital General de Catalunya de Sant Cugat.
Comín solo habló de cómo afectará a la red pública de hospitales la desprivatización de la Clínica del Vallès. La razón es que el contrato que el CatSalut mantiene aún con esta clínica termina en agosto, mientras que el acuerdo con el Hospital General de Catalunya no acaba hasta finales de año.
En el caso de la Clínica del Vallès, la desprivatización repercutirá sobre todo en el Hospital Parc Taulí de la ciudad vecina. Este centro asumirá dos tercios de la actividad sanitaria pública que hoy se lleva a cabo en la privada Clínica del Vallès. Es decir, asumirá dos tercios de los pacientes del CatSalut que hasta ahora son atendidos en este proveedor. Hay que tener en cuenta que en el sistema sanitario de uso público catalán no solo existen hospitales públicos propiamente dichos, sino también centros no públicos (algunos incluso de carácter privado, como la Clínica del Vallès) que prestan no obstante un servicio público cuando la demanda sanitaria de una determinada zona lo requiere.
En Terrassa
Aunque el Hospital Parc Taulí de Sabadell será el que más incremente su actividad por la exclusión de la Clínica del Vallès del Siscat, una parte del pastel también irá para el Hospital de Terrassa. En concreto, un tercio de la actividad pública que hoy desarrolla la mencionada clínica de Sabadell pasará al centro sanitario egarense. En números, esta decisión implica que el CatSalut dejará de dar 2,5 millones de euros anuales a la Clínica del Vallès por los servicios prestados para invertirlos en el Hospital de Terrassa.
Comín puso de plazo el mes de agosto del próximo año para completar (también a nivel económico) la reordenación sanitaria de la comarca fruto de la expulsión de la Clínica del Vallès del Siscat.
Eso sí, el tercio de la actividad que irá a parar al Hospital de Terrassa se traducirá en una mínima apertura de nuevas camas en este centro (Comín habló ayer de doce, así como de un quirófano). El Hospital de Terrassa tiene -según indicó el propio conseller- capacidad para abrir 131 camas más de las que funcionan en la actualidad. Además, la desprivatización implicará unas 1.300 altas nuevas anuales en el Hospital de Terrassa. De éstas, 750 serán quirúrgicas, de modo que se reforzarán los servicios de oftalmología, cirugía general, urología y traumatología