Pagaban el arriendo a tocateja y en mano y buscaban casas apartadas, en sitios aislados, para no despertar sospechas en el vecindario. Unos eran electricistas, otros jardineros, otros hacían funciones de transporte, cada uno en el ámbito de su competencia y dominio profesional, todos unidos en la “empresa” familiar dedicada a una actividad económica en boga: el cultivo de marihuana. Los miembros del clan, con sede en Terrassa pero con ramificaciones en otras poblaciones catalanas, han sido detenidos. Son veinticuatro personas.
En Terrassa empezaron las investigaciones en marzo del año pasado, cuando agentes del Cuerpo Nacional de Policía tuvieron noticia de que una familia radicada en la ciudad tenía plantaciones de cáñamo y comercializaba la droga obtenida en diversas localidades de la provincia de Barcelona, pero también en otros sitios de España e incluso de Francia.
Agentes de la policía judicial de la Comisaría egarense participaron en los operativos de rastreo y vigilancia junto a funcionarios de unidades de Crimen Organizado y de Estupefacientes de una brigada provincial. Semanas después del inicio de las pesquisas averiguaron que el grupo familiar estaba “perfectamente organizado” como red de narcotráfico. Cada uno de los miembros de la familia integrados en la estructura realizaba una función determinada según sus conocimientos, sus aptitudes. Unos trabajaban de electricistas, otros de fontaneros, aquellos de jardineros, aquel de conductor.
Detenidas 24 personas
Poco a poco, las indagaciones desvelaron la existencia de una serie de plantaciones “gestionadas” por la misma familia. Según la policía, los máximos responsables del grupo tenían alquiladas para ello diez viviendas, chalés, en zonas residenciales, lejos del bullicio del casco urbano. Dos de las casas estaban en Terrassa (una en Can Parellada, otra en Can Gonteres) y una en Vacarisses. El resto, en Corbera de Llobregat, Sant Fost de Campsentelles, Argentona y El Montmell.
En todos los chalés intervino la Policía Nacional el 12 de abril en un operativo que se saldó con el decomiso de 2.650 plantas de marihuana (cannabis sativa), 2,4 kilos de cogollos de maría, cincuenta gramos de ketamina, una pistola eléctrica, dos armas detonadoras, 32 teléfonos móviles y dos vehículos, uno de ellos sustraído. Los responsables de los cultivos pinchaban el fluido eléctrico de forma fraudulenta de las acometidas generales. Todos los arrestados, veinticuatro personas, son de nacionalidad española. Seis han ingresado en prisión. La policía intervino en los registros 40.500 euros en metálico.