El mal uso de los smartphones y las redes sociales ha dado lugar a las conocidas como psicopaTIClogías. Un nombre que permite diferenciarlas de los trastornos de salud mental que ya están establecidos y diagnósticados como tales por organismos oficiales como la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aunque, a pesar de que la OMS y los organismos oficiales no reconozcan, de momento, la adicción a internet en los sistemas de clasificación de las enfermedades mentales, cada vez hay más personas que buscan tratamiento psicológico porque tienen la percepción de que pierden el control ante su teléfono inteligente y que estan “enganchados” a él. Según el estudio “How many times do you check your mobile phone per day?, elaborado por Oracle Marketing, “cada persona consulta su móvil 150 veces al día, lo que da idea de que de la utilidad a la dependencia el camino a recorrer es muy corto.
Manuel Armanyones, subdirector académico de los Estudis de Psicologia i Ciències de l’Educació de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), asegura que no son las nuevas tecnologías las que “enganchan”, si no las personas que, en función de su estado emocional pueden hacer un uso abusivo de las mismas. “Cuando se llega a este punto -añade- son los especialistas los que tienen que determinar qué orientaciones necesitan para solucionarlo.
Cuáles son las principales psicopaTIClogías y cómo evitarlas
►FoMO (fear of missing out). Consiste en el miedo a perderse alguna cosa de lo que está pasando en las redes sociales relacionadas con las personas a la que se sigue en esas redes. La persona tiene la necesidad, casi compulsiva, de entrar en páginas como Facebook o Instagran. Según el psicólogo de la Universidad de Essex, Andrew Przybylski, que hace años que investiga esta psicopaTIClogía, es más frecuente en adolescentes y jóvenes, especialmente entre los hombres. Quien la sufre, además, según este experto, tiene un bajo nivel de satisfacción con la vida que lleva. El problema es que además, cuanto más tiempo pasa conectado a Facebook, su estado anímico más empeora. En esta dependencia Armayones recomienda poner control en lo que se publica en Facebook y ser consciente de que lo que se ve no tiene porque ser siempre totalmente real.
►Nomofobia. Es el miedo a no tener el móvil al alcance de la mano, o que se le acabe la batería antes de llegar a casa. Hay quien se lleva el móvil al lavabo, lo lleva en la ropa de estar por casa mientras hace la limpieza, o lo tiene en la cocina por si alguien lo llama. Actitudes que evidencian una dependencia exagerada. Armayones aconseja pasar por la experiencia de realizar actividades sin tener el móvil activado para comprobar directamente que no es tan imprescindible; o apagarlo durante la noche, para comprobar que la vida fluye de forma muy similar a si no tuviéramos el móvil, o se quedara sin batería.
►La vibración fantasma. Es la sensación de que el móvil suena o vibra cuando en realidad no lo hace, seguramente provocada por una situación de hipervigilancia que puede provocar ansiedad y desgaste emocional. En este caso el especialista recomienda que seamos conscientes de que si la media de consultas al móvil es de 150 veces al día, difícilmente vamos a perder un aviso o una llamada y que si la llamada fantasma nos preocupa de forma intensa, lo mejor es apagar el móvil durante espacios de tiempo, más o menos largos, a lo largo del día.
►Mente erráTICa. Consiste en saltar de web a web de forma contínua. La sufre las personas que utilizan los hipervínculos pata encontrar la mejor información, la mejor oferta, el mejor producto… Produce una insatisfacción crónica porque la persona se pasa la vida buscando siempre una cosa mejor, que puede llevar a una situación de asiendad y de saturación mental y acabar con la sensación de que hemos perdido miserablemente el tiempo. La estrategia para evitar este problema es limitar el tiempo que dedicaremos a la búsquedad de información, descargar esa información en el ordenador y estudiarla sin seguir buscando.
►El efecto Google. Consiste en utilizar el buscador de Google como una extensión de nuestra memoria, incluso para buscar el teléfono de un familiar. Algunos expertos aseguran que utilizar el buscador para todo y confiar en que todo lo solucionará supone que cada vez tengamos que pasar menos información de la memoria inmediata a la memoria a largo plazo. Sobre este efecto, los especialistas no se ponen de acuerdo. Para unos eso supone “secar” lentamente el cerebro; para otros lo que hace es pemitir que podamos dedicar nuestros esfuerzos intelectuales a otro tipo de retos.