Con motivo de la Diada de Sant Jordi, fiesta del libro, Diari de Terrassa propone en este reportaje una experiencia singular: un paseo histórico y artístico por el documento escrito, como iconografía, símbolo y alegoría, en el patrimonio y en las colecciones que atesora el Museu de Terrassa de todas épocas y estilos.
El viaje se inicia a en el exterior, en la plaza de Ricard Camí, con la escultura de referencia literaria a la obra "El Principito", del escritor Antoine de Saint Exupéry y finaliza en el interior, en la Seu d’Ègara, con pinturas murales y retablos góticos donde aparece el libro del Evangelio como icono de la religión cristiana.
Por el camino, que hemos recorrido con Domènec Ferran, director del Museu de Terrassa, nos detendremos en el Parc de Sant Jordi, para admirar la escultura "La lectora" de Frederic Marés y en el antiguo Institut Industrial del Raval para visitar el mural modernista de Joaquim Vancells que muestra alegorías a la cultura y literatura.
Pero esta joyas al descubierto no son las únicas. Hay otras escondidas como la placa modernista de bronce dedicada a Àngel Guimèra del escultor Pau Gargallo que en su día fue motivo de decoración para el Teatre Principal. ¡Que empiece el festín!
Plaza Ricard Camí. Es la aportación artística a la ciudad más reciente. Se trata de una escultura del arquitecto Jan Baca que rinde homenaje a "El Principito", el famoso personaje creado por Antoine de Sant Exupéry. Se inauguró en 2012 culminando un ciclo de actividades dedicado a este autor organizado por el Grup Filatèlic i Numismàtic i de Col.leccionisme de Terrassa. La obra artística, por iniciativa de Rotary Club, lleva la inscripción de una frase extraída del libro del escritor que reza así: "Sólo se ve con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos". Sobre esta figura literaria, considera de universal por su proyección en el mundo y por los valores humanos que transmite, también hay una segunda escultura del artista Albert Novellon, realizada con madera de acacia, bautizada como "Encantament", que se halla en los fondos de arte de la fundación de la antigua Unnim/Caixa Terrassa.
Parc de Sant Jordi. Este espacio, abierto a los sentidos por la singular Masia Freixa y los jardines que le rodean, acoge dos esculturas femeninas de Frederic Marés inspiradas en el mundo de la cultura y la industria. La primera protagonista se titula "La lectora" (la protagonista también atesora un libro en sus manos) y la segunda, "La filadora". Realizadas en piedra calcárea, están consideradas dos joyas del patrimonio artístico local y regresaron a este lugar, a principios de este año, después de un proceso de restauración. En su origen formaban parte de un amplio conjunto encabezado por una escultura femenina alegórica a la ciudad en homenaje al industrial Alfons Sala y Argemí y que se inauguró en la Plaça Vella en 1950. Después, las tallas tomaron caminos distintos.
Raval de Montserrat. Aquí, en la esquina con la calle de Cremat, hay el edificio de la antigua sede del Institut Industrial que posteriormente fue también la del Centre Excursionista de Terrassa. El primer piso acoge la antigua sala de reuniones, decorada con un impresionante mural modernista realizado en 1904 por Joaquim Vancells. Es una pintura alegórica a la industria (en su día lo encargó el gremio de industriales) pero con referencias artísticas. Léase la música y también la cultura. En la composición figuran varios personajes que se dirigen a un templo y uno de ellos es una bella joven y una niña con libros en sus manos. Otro fragmento de esta obra motivó el cartel de la Fira Modernista de 2014.
Casa Museu Alegre. El museo municipal, situado en el bello edificio modernista de la Casa Alegre de Sagrera, obra del arquitecto Melcior Vinyals, tiene una sala dedicada al Rey Salomón motivo por el cual reúne un conjunto de pinturas sobre la figura de este monarca de Israel. Una de las obras de la colección se inspira en el juicio que llevó a cabo Salomón -en la imagen, sentado, con un libro en sus manos- sobre un caso que se le presentó; la disputa entre dos mujeres, el hijo de una de las cuales había muerto y ambas decían ser la madre del niño vivo. Se trata de una pieza de estilo neoclásico, datada entre 1813 y 1814 de Josep Arrau Estrada, pintor y profesor de la Escola de Nobles de la Escola La Llotja de Barcelona. Arrau también fue poeta y dramaturgo.
Seu d’Ègara. El punto de partida en el bello conjunto es la Església de Sant Miquel, donde una de sus elementos más importantes son las pinturas al fresco del siglo V que decoran el ábside y cuya figura central es la de un Cristo entronizado que, asentado en su trono, sostiene el libro de las escrituras en su mano izquierda. Nos adentramos después en la Església de Sant Pere para contemplar el retablo "petri", una pintura mural del siglo VI-VII representada por cuatro evangelistas, San Mateo, San Marco, San Lucas y San Juan, cada uno de los cuales sujeta su Evangelio.
El conjunto de estos cuatro apóstoles, salvo San Juan también forman parte del retablo mayor de esta iglesia de estilo gótico (se exhibe en el edificio de la rectoría) realizado en el año 1411 por el pintor de proyección internacional Lluís Borrassa.
Y, finalmente, hay que sumergirse en la Església de Santa Maria, donde se puede admirar una pintura mural entre finales del siglo XII y principios del XIII protagonizada por un Cristo que bendice con sus manos las cabezas de Tomás de Canterbury y su diácono Edward Grim, sobre las cuales se intuye que sostiene un libro en cada mano. Esta es una de las obras artísticas mejor conservadas y más apreciadas por los expertos de historia del arte, tal como subraya Domènec Ferran, director del Museu de Terrassa.