El paquete lo detectó la Guardia Civil en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas el 17 de noviembre pasado. El 30 de noviembre fue detenido en Terrassa el presunto destinatario del bulto, que contenía ropa de bebé impregnada de cocaína. Y hoy, menos de cinco meses después, el sospechoso será juzgado en la Audiencia Provincial. El fiscal pide una pena de seis años de prisión y el pago de una multa de 106.380 euros.
La ropa había sido remitida desde Brasil. Estaba ya en el almacén de correos de carga del aeropuerto madrileño cuando agentes de la Guardia Civil lo examinaron con rayos X y apreciaron en el bulto, de un peso bruto declarado de 3.260 gramos, una densidad sospechosa. El nombre de un terrassense figuraba en la etiqueta del paquete.
Un juzgado de la capital de España autorizó el 18 de noviembre, un día después, que el bulto fuese objeto de una entrega vigilada, y el envío siguió su curso, camino de Terrassa. Y un grupo de guardias civiles se desplazó a esta ciudad. Según las diligencias del instituto armado, la inspección física del paquete permitió conocer que contenía ropas de bebé que dieron positivo en cocaína en las pruebas reactivas del narcotest.
El circuito postal prosiguió, pues, y la ropa llegó al domicilio de Terrassa anotado en la etiqueta del paquete, bajo el nombre del receptor y su número de teléfono móvil. El envío arribó al cuartel de la Guardia Civil de Sant Andreu de la Barca, y allí estuvo desde el 19 hasta el 23 de noviembre.
Ese día cuatro guardias acudieron a la oficina de Correos ubicada en el paseo de Lluís Muncunill, e instaron a los empleados a que diesen de alta el envío en el circuito de entregas. Un agente llamó al destinatario desde Correos, y el acusado confirmó que esperaba el paquete. Pero en aquellos momentos estaba fuera de Terrassa y de Catalunya, y dijo que una chica lo recogería en el domicilio que constaba como destino, según las diligencias. Él ya la avisaría.
Un guardia llamó al timbre, salió la chica, y ésta se hizo cargo del paquete sin saber que quien se lo había llevado era guardia civil; el destinatario le había informado. Firmó la recepción, y el agente le dijo quien era, y acabó detenida.
La llevaron al Palacio de Justicia. Un juez de Terrassa abrió el fardo y comprobó el positivo en droga. Delante de policías y funcionarios judiciales, la chica recibió una llamada del acusado, que no atendió pero devolvió después, ante los agentes. Acordó con el imputado que un tercer individuo recogería el bulto. Quedaron ese mismo día, a la 1.30 de la tarde, a las puertas de un supermercado. El tipo se acercó a la joven y le indicó que era el amigo del destinatario.
Un agente escuchó la conversación, y al poco se identificó junto con un compañero. Eran de la Guardia Civil. Ese segundo individuo también fue detenido, y una vez arrestado recibió la llamada del acusado. Y tuvo que confirmar a éste que ya tenía el paquete.
El 30 de noviembre, siete días después, el presunto destinatario quedó con su contacto para la entrega definitiva. La Guardia Civil había montado un operativo de vigilancia, con agentes siguiendo al contacto. En la Rambla de Francesc Macià echaron el guante al acusado, que el 1 de diciembre entró en prisión por decisión del juzgado de instrucción 4 de Terrassa. Los otros dos detenidos quedaron en libertad y eximidos de responsabilidad penal; sus casos fueron archivados. Para el acusado, de 45 años, el fiscal pide seis de prisión. Dice que la ropa de bebé contenía un peso neto de 591 gramos de coca.